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Shenmue III – Reseña

Después de casi dos décadas, Ryo Hazuki y Shenhua Ling por fin pueden salir de la cueva y continuar con su travesía. ¿Qué les depara el futuro?

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El 6 de septiembre de 2001, un par de años después del lanzamiento del juego original, Shenmue II hizo su debut en la Dreamcast. Un par de años después, el título fue localizado para América como una exclusiva de Xbox. En ese entonces, poco sospechaban los fanáticos del inortodoxo juego de aventura que Ryo Hazuki quedaría atrapado en una cueva por casi dos décadas. Sin embargo, las razones eran claras: aunque fue recibido positivamente por la crítica y el público, la secuela vendió menos que el juego original y fue incapaz de recuperar la inversión en su desarrollo.

Los costos de producción de Shenmue y su secuela resultaron demasiado elevados. Simplemente no era rentable para SEGA seguir desarrollando títulos tan costosos solo para no dejar la historia de Ryo Hazuki a medias. A pesar de los esfuerzos del director Yu Suzuki por mantener la franquicia con vida por medio de proyectos como el cancelado Shenmue Online y Shenmue City (2010), además de algún que otro cameo, la historia de Ryo Hazuki parecía destinada a quedar inacabada.

Todo esto cambió en E3 2015, donde Yu Suzuki pasó al escenario en la conferencia de Sony para anunciar una campaña de financiamiento para hacer Shenmue III una realidad. Bastaron unas pocas horas para que el juego cumpliera e incluso superara su meta de financiación en Kickstarter. No obstante, el lanzamiento de la esperada secuela aún estaba lejos. Habría que esperar casi cinco años, repletos de actualizaciones y retrasos, para que el juego prometido finalmente viera la luz del día.

Y ahora que está a la venta, ¿está a la altura de las expectativas?

Shenmue III es un juego complicado de criticar. Por un lado, como fanático de las anteriores dos entregas, resulta difícil que la nostalgia no «empañe» la totalidad de la experiencia. ¿Cómo no hacerlo después de casi dos décadas de espera? Por otro lado, y esto no es un ataque a la calidad del título en sí, la última entrega Shenmue se siente como un videojuego que debió haber salido en 2010 o antes.

En concepto y diseño, Shenmue III es bastante similar al primer y segundo juego. En los zapatos de Ryo, los jugadores deben recorrer locaciones abiertas para recolectar pistas que lo guíen hasta el asesino de su padre: Lan Di. No obstante, también pueden emplear el tiempo para realizar actividades de ocio y cumplir subtramas.

A pesar de lo dicho hace un par de párrafos, Shenmue III es un juego que se siente bastante único incluso hoy en día. Originalmente me encontraba temeroso ante la posibilidad de que resultara redundante en un mundo en el que existe Yakuza, que heredó y pulió varios aspectos de la franquicia de Yu Suzuki. Por fortuna, la tercera entrega deja claro que Yakuza y Shenmue son experiencias fundamentalmente distintas. Mientras que la primera franquicia se compone principalmente de frenéticos ‘beat ‘em up’ que brillan por su histriónico sentido del humor y la cantidad de actividades que ofrecen sus mundos abiertos, la segunda es —ante la ausencia de un mejor término— un simulador realista de la vida de Ryo Hazuki.

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Tanto en la pequeña villa de Bailu como en la colorida ciudad de Niaowu, las dos locaciones en las que se ambienta Shenmue III, Ryo tendrá un tiempo limitado por día para hacer lo que quiera. Si bien hay un claro objetivo a lo largo del juego, los jugadores bien pueden dedicar su día a día al entrenamiento, el trabajo o el ayudar a otros con sus problemas. Al combinarse la mencionada limitación de tiempo con una gran variedad de actividades y un par de locaciones abiertas habitadas por NPC que siguen su propia rutina, el mundo de Shenmue III se siente realmente vivo. No menos importante, el tiempo invertido en Bailu y Niaowu permite que los jugadores desarrollen un sentido de familiaridad hacia las locaciones y sus habitantes.

Por supuesto, el disfrute de esta característica variará dependiendo del jugador. Aunque el lento ritmo de Shenmue III permite que los descubrimientos hechos por Ryo y demás sucesos de la historia tengan más peso, puede terminar siendo hartante para los que no sean fanáticos. La forma en la que ciertos eventos de la trama están telegrafiados pueden hacer que esta se sienta un tanto lineal. Esto será especialmente problemático para aquellos que no estén interesados en lo más mínimo en los minijuegos, el coleccionar juguetes encapsulados o ayudar a los NPC.

Hablando de la historia, ¿cómo se sostiene y qué aporta a la franquicia?

Shenmue III

Aunque Shenmue III cuenta con revelaciones importantes alrededor de la relación entre las familias de Ryo Hazuki y Lan Di, además de la aparición de personajes completamente nuevos, no cuenta con una trama que destaque por su complejidad. Como bien ya deberían saber los fanáticos de la franquicia, Shenmue III está lejos de ser el final de la historia de Ryo Hazuki y Yu Suzuki ha sido bastante explícito en su deseo de hacer futuras entregas. Desafortunadamente, este plan para la franquicia hace que Shenmue III se sienta como una parte casi insignificante del viaje del protagonista para vengar a su padre. ¿Y qué evitará que su secuela sea igual?

¿Por qué no concluir esta reseña con otro de los aspectos destacados de Shenmue? Por supuesto, me refiero a su sistema de combate. Este se mantiene igual que en las pasadas entregas, aunque Ryo puede aprender nuevos movimientos por medio de manuscritos de técnicas. Estos pueden conseguirse comprándolos, canjeando colecciones de objetos en casas de empeño y superando ciertas actividades.

A diferencia de la mencionada franquicia Yakuza, en la que las peleas brillan por los vistosos movimientos de Kazuma Kiryu y demás protagonistas, Shenmue III cuenta con un sistema de combate mucho más profundo y metódico. Si bien Ryo puede realizar combinaciones de ataques, las peleas giran alrededor de la utilización de técnicas específicas en el momento y lugar justos. El posicionamiento del protagonista con respecto a su oponente y las propiedades de los ataques son de gran importancia a la hora de determinar si un ataque conectará o no. Es por estas razones que muchos comparan el sistema de combate de Shenmue con el de Virtua Fighter.

Más allá de que ayudan a expandir su repertorio de habilidades, los manuscritos de técnicas sirven para que Ryo entrene con otros artistas marciales y mejore sus estadísticas. Estas no solo incluyen sus puntos de vida —los cuales son importantes fuera de los combates, ya que se drenarán en la medida que el que el protagonista se desplace y haga otras actividades— y fuerza, sino la efectividad de sus técnicas.

Shenmue III
7/10 Nota
Lo que nos gustó
- Una entrega fiel al espíritu de la franquicia Shenmue, pero que también pule y expande aspectos de pasadas entregas.
- El vivir el día a día de Ryo Hazuki sumergirá a los jugadores en el vibrante mundo de Shenmue III.
Lo que no nos gustó
- Aunque forma parte de su encanto, esta entrega se siente arcaica. Difícilmente convencerá a los que no sean fanáticos.
- Si bien avanza la historia de Ryo Hazuki, muy poco pasa en materia de narrativa.
En resumen
Después de una espera de casi 20 años, resulta un tanto triste que Shenmue III no esté a la altura de los estándares actuales del medio. Aunque dista de ser un mal juego, solo es recomendable para aquellos decididos a ver el final de la travesía de Ryo Hazuki. Si se tiene una clara predisposición a lo que representa la franquicia, la tercera entrega se consolida como un simpática cápsula del tiempo. Si no, puede terminar siendo una experiencia tediosa.

Reseña hecha con una copia digital de Shenmue III para PS4 brindada por Deep Silver.

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