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Steelrising: ‘Clockpunk’ en la revolución francesa

¡Abajo el tirano mecánico!

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Durante la revolución francesa, las turbas iracundas invadieron los hogares de los nobles y destruyeron muchas de sus colecciones privadas, las cuales se habían convertido en un símbolo de la diferencia de clases. Durante uno de estos ataques fue destruido el ‘Joueur de Flûte’ uno de los primeros autómatas de la historia y precursor de la robótica.

El ‘Joueur de Flûte’ fue una de las primeras creaciones del inventor francés Jacques de Vaucanson. Él usó su conocimiento de anatomía y mecánica para crear un ‘robot’ capaz de tocar una flauta. Imaginemos por un momento que esta obra de ingeniería era mucho más avanzada de lo que cualquiera hubiera podido soñar en el siglo XVIII. Ahora pensemos en una historia alterna en la que los autómatas de Vaucanson no eran simples estatuas que tocaban melodías predeterminadas en instrumentos o patos capaces de hacer la digestión. ¿Y si fueran máquinas con avanzados mecanismos de relojería capaces de atacar a quien su amo indicara?

Ese es el mundo ‘clockpunk’ que Steelrising nos presenta. Este juego del estudio francés Spiders —creadores de Greedfall y The Technomancer— salió a la venta en septiembre de 2022 y pertenece al género de los ‘soulslike’. Nos recuerda principalmente a Bloodborne, pero en vez de llevarnos por escenarios góticos basados en el Londres victoriano y las obras lovecraftianas, nos muestra la París del siglo XVIII destruida por un ejército robótico.

Lo más interesante de este concepto es que pone a los robots en medio de uno de los eventos más importantes e influyentes de la historia de la humanidad: la revolución francesa.

Muchos de nosotros aprendimos sobre este conflicto social y político durante nuestra educación secundaria, pero probablemente olvidamos los detalles tan pronto dejaron de ser parte de los exámenes. Tal vez recordamos que fue “el fin del absolutismo monárquico”, creó la “soberanía popular” y ayudó a exportar la idea de los derechos humanos al resto del mundo.

Por supuesto, las cosas fueron mucho más complejas y analizar todo lo que implicó ese alzamiento popular está por fuera del alcance de este texto. Lo que sí podemos hacer es mirar qué nos dice Steelrising sobre una revolución francesa ‘clockpunk’.

¿Qué es el clockpunk?

En los años 1700, pensadores, científicos e inventores comenzaron a explorar la aplicación de los mecanismos de relojería en diferentes campos. De ahí que surgieron los autómatas de Vaucanson que mencionamos al comienzo de esta nota. Sin embargo, la energía requerida para hacerlos operar mediante resortes o péndulos era muy alta, por lo que resultaba difícil darles una utilidad práctica.

El juego Steelrising ofrece una llamativa historia alternativa que muestra autómatas clockpunk en la revolución francesa y mensajes muy interesantes.

La simpleza de esos mecanismos de relojería y la vistosidad de los relojes y aparatos que se volvieron populares entre las monarquías y noblezas de la época siguen capturando nuestra atención. Los artistas de la corriente literaria ‘steampunk’ se basaron no solo en la tecnología de vapor, sino en otras tecnologías usadas en la época para crear su estilo. Los mecanismos de relojería se volvieron una parte icónica de ese género. Algunos han tratado de separar estos estilos de historia alternativa y comenzaron a referirse al arte que usa estos mecanismos como ‘clockpunk’.

Debido a la época que inspiró estas piezas de arte, los relojes y maquinarias están altamente estilizados y decorados. Encajan muy bien con la imagen que tenemos de las cortes de los reyes de Francia y su decadente estilo de vida.

Es por eso que los monstruosos pero elegantes autómatas ‘clockpunk’ de Steelrising están al servicio del Rey Luis XVI. Muestran el rumbo de la revolución francesa si la monarquía hubiera tenido un ejército incansable e inmortal para contrarrestar la furia del pueblo. Ese planteamiento tiene un subtexto político y social muy interesante.

El tirano mecánico

En Steelrising, la toma de la cárcel de la Bastilla —considerado el evento con el que verdaderamente comenzó la revolución francesa— nunca ocurrió. Cuando recorremos este nivel del juego —cualquier nivel del juego, en realidad— encontramos por todas partes montañas de cadáveres de los hombres que trataron de oponerse a la tiranía.

El mensaje de este juego es realmente doloroso. Insinúa que no importa lo poderosa o justa que sea la causa de una revolución, el pueblo nunca será rival para el poderío tecnológico y militar de sus opresores. En la realidad, una parte considerable del ejército se unió al pueblo francés en su protesta, lo que debilitó las fuerzas monárquicas. Si miramos las más importantes revoluciones populares en la historia del mundo, descubrimos que el éxito de la mayoría se debe a que los ejércitos tomaron el lado del pueblo o permanecieron neutrales, usualmente siguiendo cálculos de conveniencia política.

El juego Steelrising ofrece una llamativa historia alternativa que muestra autómatas clockpunk en la revolución francesa y mensajes muy interesantes.

¿Qué pasa cuando ese ejército se niega a apoyar al pueblo y permanece leal al gobierno? Tras la revolución francesa, los gobernantes aprendieron que deben inculcar un sentido de ultranacionalismo en sus tropas. Les enseñaron a apuntar sus armas contra sus propios compatriotas. La gente suele comparar a los soldados con robots o autómatas, criticando la forma en que están “programados” para seguir órdenes sin ponerlas en duda.

Los autómatas ‘clockpunk’ de Luis XVI en Steelrising representan la forma en que las revoluciones modernas son aplastadas por un poderío militar que se niega a simpatizar con las causas civiles. No es casualidad que, en el juego, la única fuerza capaz de oponerse a ellos y finalmente derrocar la tiranía es otra autómata. El mensaje es claro: una revolución no puede tener éxito si no cuenta con el apoyo de las fuerzas que el mismo gobierno controla. Cuando jugamos Steelrising decidimos qué clase de gobierno dominará esta Francia ficticia: una democracia liderada por Robespierre o una monarquía constitucional supervisada por LaFayette. La autómata protagonista representa la parte del ejército que “cambió” de lado, eso le permite determinar el destino de su país.

El escudo de los dioses

Los autómatas de Steelrising tienen diseños inspirados en las esculturas griegs, pero con formas retorcidas y bizarras. No es extraño porque París, especialmente el Palacio de Versalles, está lleno de arte estilo griego. Es tan prevalente que en el pasado muchos llegaron a asociar a figuras como Apolo más con la monarquía francesa que con la misma Grecia.

Aegis, la protagonista, también es una referencia a la mitología griega. Su nombre es el mismo del legendario escudo invencible de Atenea, que también era usado por Zeus y Apolo en forma de armadura. Las vestales, estatuas en las que podemos mejorar las habilidades de la protagonista, son referencia a las sacerdotisas griegas que servían a Vesta, diosa del hogar.

Fuente de Apolo en Versalles.

En Steelrising, Aegis fue encargada con la protección de la Reina María Antonieta, lo cual va con la idea del “escudo protector de los dioses”. Hay otro mito que encaja con el rol de la protagonista. Aegis o Aex era una monstruosa hija de Helios, el sol, que fue eliminada por Athena, que usó su piel como armadura. En el juego, Aegis acaba con el reinado de Luis XVI, descendiente del Rey Sol.

La revolución de la burguesía

La revolución francesa es ampliamente considerada “una victoria de las clases populares contra la opresión”. Pero muchos pensadores —incluyendo a Karl Marx— la consideraron “una revolución de la burguesía”. Tenían razón. Fueron los comerciantes acaudalados quienes promovieron la revuelta y resultaron más beneficiados. Emergieron como la clase social que reemplazó a la nobleza en el poder.

Esto está muy bien reflejado en Steelrising. El pueblo de Francia no juega ningún papel en la trama. Solo los vemos como cadáveres llenando las calles.

Los verdaderos protagonistas de esta revolución son personajes con alto ‘status’ social, riquezas e incluso poder militar: Maximilien Robespierre, el Marqués de LaFayette, el Conde de Mirabeau, Jean Bailly y otros nombres que resultan familiares a quienes prestamos atención en clase de historia.

En las conversaciones de Aegis con estos hombres, les escuchamos hablar sobre las necesidades del pueblo y qué van a hacer por el bien de las masas. Pero no escuchamos a un solo miembro de las clases populares. Es más, a medida que avanza la historia resultan claras sus rencillas internas y juegos de poder. Algunos de los diálogos más interesantes hablan de la situación de los esclavos negros, su lugar en la revolución y de la hipocresía de los terratenientes de la misma raza.

Steelrising también hace algo muy extraño respecto a la monarquía: trata de humanizarla. La Reina María Antonieta es uno de los personajes principales. La muestran como una mujer que simpatiza con los revolucionarios y dejan ambiguo su destino. El final también humaniza al tirano Luis XVI justo antes de su muerte.

La villanía es reservada para el Conde de Cagliostro, un charlatán que la cultura popular convirtió en un ícono del ocultismo. En Steelrising, él es la mente maestra detrás del ejército de autómatas clockpunk, a quienes animó usando una combinación de alquimia, mesmerismo y artes oscuras. Esto es problemático porque aleja la culpa de una monarquía que históricamente despreció a las masas populares. Atribuye lo ocurrido a una única «mala influencia» que además proviene de un hombre de la misma clase baja.

Steelrising es un juego muy ambicioso, pero su calidad técnica y narrativa no siempre están a la altura de la revolución francesa ‘clockpunk’ que quiere mostrar. Aún así, tiene elementos muy interesantes y una estética fantástica. Esperamos que este artículo los haya animado a darle una mirada.

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