No mucho público tuvo oportunidad de jugar Super Mario Sunshine cuando originalmente salió en GameCube. Una de las mejores generaciones de Nintendo en cuanto a catálogo de juegos, no se manifestó del mismo modo en las ventas. Por eso cuando Wii llegó a revolucionar el mercado con su excepcional control de movimiento y juegos que en su mayoría exigían mover el Wiimote, Super Mario Galaxy significó no simplemente un pequeño paso para Mario, sino un gigantesco salto para los títulos plataformas de Nintendo. Tres años después, un título 3D de Super Mario recibió secuela directa por primera vez, afianzando y maximizando la experiencia original. No se puede ir más alto una vez alcanzas las estrellas.
Super Mario Galaxy es un juego de 2007 que incluso 18 años después continúa sorprendiendo por lo avanzado de sus físicas. No se trata de un título «adelantado para su época», pues no existe mentira más grande dentro de la industria. Los juegos salen en el momento que deben salir y la respectiva plataforma se los permite. En el caso de Wii, agitar el control hacía girar a Mario y su puntero era perfecto para recolectar los pequeños trozos estelares o permitirle a un segundo jugador unirse cooperativamente, aunque en un reducido papel. Si bien no es parte de los Super Mario con espacios abiertos explorables (64, Sunshine, Odyssey), sus niveles lineales son lo bastante variados como para no denotar repetición.

El principito
Super Mario Galaxy arribó por primera vez a Nintendo Switch en la compilación Super Mario 3D All-Stars. En aquel entonces señalaba que el uso mixto de controles no hacía una experiencia muy fluida del todo. Pues aunque en televisor usábamos el Joy-Con como un más bien impreciso puntero de Wiimote, en el modo portátil la pantalla táctil era la única forma de aplicar las funciones de dicho puntero. Para Super Mario Galaxy + Super Mario Galaxy 2 –o sus versiones por separado– tomaron la decisión correcta en Switch y Switch 2 de usar el acelerómetro de los Joy-Con. Esto quiere decir que en modo portátil ahora sí es una experiencia completa. Del mismo modo y como novedad, también es posible desplazarse por los menús con el ‘stick’, no exclusivamente usando el puntero.
A estas mejoras se añade un modo opcional de ayuda que aumenta por tres los espacios de energía –para un total de seis– y recupera a Mario en una burbuja cuando cae en las garras antigravitacionales del espacio exterior, solo descontando una casilla de energía. No es como si le diera invencibilidad a Mario o algo por el estilo, más bien una forma de evitar repetir largos sectores en caso de un salto mal medido. Los planetoides y sus variopintos temas por lo general siguen dejando su huella bien establecida, tal como sus gigantescos jefes con ataques que le dan la «vuelta al mundo». Antoine de Saint-Exupéry, escritor de El principito, habría amado la forma en que el juego aplica el concepto de los micro planetas.

El uso de un ‘hub’ Planetario en Super Mario Galaxy podría hacer creer que cumple la misma función que el Castillo de Peach en Super Mario 64 o la Isla Delfino en Sunshine. En esencia, lo es, pero mucho más limitado. Podemos decidir a que galaxia ir, pero necesitamos de cierta cantidad de hiperestrellas para desbloquear niveles progresivamente, sin mayor exploración. Los escenarios siguen el formato clásico del punto A al punto B hasta tomar la hiperestrella, aún si el camino conlleva saltar entre planetoides y asteroides u otras plataformas suspendidas en la galaxia. Lo que después de todo este tiempo es causa de maravilla, es cómo debemos acostumbrarnos y normalizar el caminar de cabeza o al revés.
Incluso si la cámara no se puede mover libremente en todas partes, el juego está perfectamente calibrado en los ángulos correctos para que esto no sea causa de lamento.

Odisea espacial
En Super Mario Galaxy 2, optaron por dejar atrás el Planetario de Rosalina como ‘hub’ pero en lugar de reemplazarlo con otro similar, los niveles se presentan de forma directa como en New Super Mario Bros. Un planetoide vivo que toma forma de la cabeza de Mario, también se convierte en nave para visitar las nuevas galaxias, pero este es solo un conector vehicular de la historia. La mayor novedad jugable promocionada es la adición de Yoshi y con ello la posibilidad de alcanzar otras alturas y devorar enemigos. Pero la secuela numérica ahonda mucho más en las habilidades que Mario puede lograr, como por ejemplo el taladro o el traje de nube que continúa apostando por la verticalidad.
Son detalles como estos los que posicionan a Super Mario Galaxy 2 no como una simple secuela que repite los mismo patrones. Por supuesto reutiliza el mismo motor de juego y ‘assets’ del primer Galaxy, pero lo hace de una forma que al introducir los nuevos elementos le dan su propia personalidad, más allá de Yoshi como el «sombrero nuevo». Algunos de los escenarios toman la perspectiva ‘side scroller’ o del 2D pero sostenidos por el motor en 3D, por lo que son variaciones inteligentes mientras juegas con la gravedad de los planetoides. Es comprensible que ambos juegos sean presentados no como entregas separadas –con posibilidad de compra así– sino un paquete completo, ya que son parte de una misma aventura galáctica que se complementa entre sí.

Del mismo modo, no reseñamos Super Mario Galaxy + Super Mario Galaxy 2 con la intención de declarar cuál de los dos juegos es mejor. No solo porque después de 15 años desde la segunda entrega ya muchos habrán sacado sus propias conclusiones, sino porque no sería justo para los nuevos jugadores cuando lo correcto es disfrutar ambos por igual. Preferencias personales aparte que tengan, claro está. Ambos títulos están unidos entre si como Ley de gravitación universal de Newton. No puedes hablar de Super Mario Galaxy sin reconocer su grandiosa secuela, pero tampoco puedes solo hablar de Super Mario Galaxy 2 sin resaltar el origen de esa estrella jugable.
Aquí tampoco aplica esa odiosa pregunta de si los juegos han envejecido bien, porque nada afecta más la integridad de los juegos clásicos que esa cuestión, que intenta comparar con la modernidad títulos que fueron hechos en su época porque así tenía que ser –nada de adelantados–. Super Mario Galaxy + Super Mario Galaxy 2 todavía pueden dar lecciones de cómo evolucionar su propio medio en el género de los plataformas 3D, y no necesitan tener espacios explorables como sus hermanos o ser mundos abiertos como otros colegas. Son juegos que van al punto de la diversión en porciones justas. Que no exasperan con miles de coleccionables y que respetan el tiempo de sus jugadores. Juegos que impulsan la capacidad de asombro por la que tanto admiramos este medio.




Bien lo dijo el famoso astronauta Yogurt Light, no basta con ir al espacio, sino al infinito y más allá. Mario puso la bandera tan al extremo de su propio universo, que pasarán eones para sobrepasarse a sí mismo.
Reseña hecha con una copia digital de Super Mario Galaxy + Super Mario Galaxy 2 para Nintendo Switch brindada por Nintendo of America.


