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¿Pueden los videojuegos criticar su propia violencia?

La gran mayoría de comentarios sobre The Last of Us: Parte II son muy positivos, pero su aproximación a la violencia sigue siendo controversial.

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Ya podemos disfrutar de uno de los videojuegos más esperados de los últimos años. Hablamos, obviamente, de The Last of Us: Parte II, secuela de un título considerado ampliamente como uno de los mejores de todos los tiempos.

La gran mayoría de reseñas han sido abrumadoramente positivas. Al momento de escribir esto, el juego cuenta con un promedio de 95/100 en Metacritic. Los críticos han alabado casi todos sus elementos: jugabilidad, historia, música, actuaciones, calidad gráfica, atención al detalle y guion. Sin embargo, existe algo frente a lo cual hay opiniones muy encontradas: su manejo de la violencia.

Muchos críticos están de acuerdo, The Last of Us: Parte II es una historia sobre la tragedia de la venganza y los círculos de violencia en que los humanos nos vemos atrapados. En este título, Ellie —nuestra protagonista— acaba con cientos de vidas mientras la controlamos. Nuestros disparos y trampas tienen resultados sangrientos y excesivamente gráficos para nuestros enemigos.

The Last of Us: Parte II violencia

Según numerosos críticos, este ballet de gore continúa mientras los temas del juego insisten en que toda esta violencia es algo horrible que tiene que parar. Maddy Myers, de Polygon, escribió: “La lección repetida de que ‘matar es malo’ hace de este juego algo enloquecedor”. En Kotaku, Riley McLeod dice que, pese a la promesa del director de que el juego presentaría “preguntas filosóficas”, sólo le ofreció ‘brutalidad’ repetida con más intensidad hasta que no pudo entender lo que trataba de decir. “Todos en este juego sufren emocional y físicamente en extremo detalle. Se supone que esto busca probar un punto, pero el único punto que encontré fue verme obligado a mirar la violencia y jugar a través de ella una y otra vez.”

Finalmente, Rob Zacny dice en Vice Games que en las más de dos docenas de horas de violencia y venganza que muestra el juego, The Last of Us: Parte II repite hasta quedar exhausto los mismos temas, cuya simplicidad no puede ocultar.

Estos son solo tres ejemplos de un sentimiento que parece compartir una buena parte de la prensa de videojuegos. Incluso algunas de las notas más altas y comentarios más positivos provienen de críticos que concluyeron que la violencia del juego es exagerada y no cumple con su propósito temático.

Todo esto nos lleva a preguntarnos algo muy específico. ¿Es posible para un videojuego criticar su propia violencia?

En GamerFocus hemos hablado mucho sobre cómo los videojuegos son mucho más que simple entretenimiento. Hemos criticado la forma en que algunos, como Ubisoft, tratan de negar la importancia de los temas políticos que estos tienen. Ya que los videojuegos pueden tratar temas importantes, creemos que sí es posible que un videojuego sea crítico hacia la violencia, la dificultad se encuentra cuando un juego que es por sí mismo violento trata de hacerlo.

Hotline Miami violencia

El ejemplo perfecto es Hotline Miami. Como tantos otros, este título independiente nos obliga a ‘matar’ cientos, tal vez miles, de enemigos. Sin embargo, en el camino se detiene para tratar de hacernos sentir mal por las atrocidades que estamos cometiendo. Nos pregunta si “nos gusta herir a otras personas” y quiere que reflexionemos sobre la diferencia entre matar en un videojuego y en la vida real.

Pero sus intenciones temáticas se pierden en la ejecución por una simple razón: matar en Hotline Miami es supremamente divertido. El juego, en un acto que algunos llamarían hipocresía, trata de hacernos sentir mal no solo por hacer algo que nos presenta de forma placentera, sino que es obligatorio si queremos progresar en los niveles. Tenemos que hacer algo ‘malo’ porque el juego quiere regañarnos por hacerlo.

Algo similar, aunque tal vez un poco más efectivo, pasa con Spec-Ops: The Line. Este juego de disparos no es nada sutil con su mensaje en contra del militarismo estadounidense, la forma en que el ejército de ese país se fuerza a sí mismo en conflictos externos y cómo pretende solucionarlo todo matando personas.

Pero aparte de criticar el belicismo, nos critica a los jugadores por encarnar a esa clase de personajes. Nos lleva de la mano a través de atrocidades y crímenes de guerra que tenemos que cometer para avanzar. Luego nos sugiere que, si queremos parar, la única opción es dejar de jugar.

Spec-Ops: The Line violencia

Algunos valoran lo que intentó este título y suele ser uno de los principales ejemplos cuando se habla de estos temas, pero hay quienes también consideran hipócrita su mensaje. Después de todo, Spec-Ops: The Line, igual que Hotline Miami, no nos dan una opción diferente a la violencia dentro de sus mecánicas.

Eso no significa que sea imposible. Hay un juego que tiene unas claras mecánicas anti-violencia bastante efectivas, aunque no lo hace tan obvio en su mensaje. Es el primer Metal Gear Solid. En este título, actuar con violencia suele ser castigado con alarmas que nos obligan a enfrentar a los enemigos con un sistema de combate que no resulta muy divertido. Si nos mantenemos en las sombras, podemos seguir disfrutando de su superior sistema de sigilo. Además, al final se nos ofrece un mejor rango entre menos enemigos hayamos eliminado.

Volvamos a The Last of Us: Parte II. En este título encontramos un guiño bastante claro a otro de los juegos de los que hablamos en este artículo.

Ellie acaba con la vida de una mujer que estaba jugando Hotline Miami en su PlayStation Vita. Ya que el ‘discurso’ sobre la violencia en ese título fue tan conocido, algunos interpretan esta escena como un guiño a esto. Una forma de decir que también son parte de la misma discusión.

¿En qué lugar de esa discusión se ubica el juego de Naughty Dog? Nuestro colega Cesar Nuñez, quien lo jugó y es el autor de nuestra reseña, opina al respecto:

«Estamos tan acostumbrados a la violencia lúdica gratuita al estilo de DOOM o Mortal Kombat, que cuando nos la exponen de manera justificada –porque sí esta temáticamente justificada– con personajes estéticamente reales muy parecidos a nosotros, nos causa una natural incomodidad y dichas indignaciones reflejadas con el lanzamiento del juego.

No podemos entonces posar de jueces cegados al aceptar abiertamente toda clase de vejámenes en juegos que llevan décadas bajo el mismo patrón del gore, violencia exponenciada por la calidad gráfica actual, y satanizar a The Last of Us: Parte II por escenas que si bien son crudas, solo representan un pequeño porcentaje de cosas más explicitas vistas en la industria.

Es difícil explicarlo sin entrar al terreno de los spoilers, pero el juego deja bien claro que hay muchas más cargas a cuestas además de Ellie, nos permite reflexionar de primera mano sobre los diferentes autores a la hora de ejecutar y sobrevivir a esa violencia. Se puede decir que va más allá de una simple crítica cuando ves ambas caras de la misma moneda.»

Pero las conclusiones de los críticos no ponen un punto final al tema. De hecho, solo pretenden ser el comienzo de la discusión. Muchos de ustedes ya comenzaron a jugarlo y en algunos días van a tener sus propias opiniones al respecto. ¡Queremos conocer lo que tienen para decir! Dejen aquí sus comentarios o hablen con nosotros en el servidor de GamerFocus en Discord.

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