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The Messenger – Reseña

Ninjas, demonios y mucho humor en este juego ‘estilo retro’ que por fin llega a PlayStation 4.

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Pocos minutos después de comenzar a jugar The Messenger, un personaje hace una broma sobre «John Gaiden». Agrega que tenía que «salirse de eso» mencionándolo rápidamente. Esto, obviamente, es una referencia a los primeros juegos de Ninja Gaiden, una serie en la que este título está fuertemente inspirado.

The Messenger es parte de la ola moderna de juegos ‘estilo retro’. Esta clase de títulos — entre los que también se cuentan Shovel Knight, Sonic Mania, Dead Cells y Undertale —  imitan el estilo gráfico, musical, sistemas de juego y filosofía de diseño, de los juegos de los años ochenta y noventa. La nostalgia hacia esas épocas ayuda a que estos títulos llamen la atención y se conviertan en éxitos, sin demeritar sus propias virtudes.

El mensajero titular es un ninja de la última aldea humana del mundo. Cuando un héroe llega del occidente a salvar su vida, le encarga la importante misión de llevar un pergamino a lo alto de una montaña. En el camino debe sortear a los ejércitos del rey demonio y aprender las habilidades que le permitirán cumplir con su encargo.

Este título — que finalmente llega a PlayStation 4, varios meses después de encontrar el éxito en PC y Nintendo Switch —  nos lleva a través de diversos escenarios lineales con un estilo que recuerda a los títulos de NES. No solo se trata de moverse hacia la derecha, saltando obstáculos y golpeando enemigos con la espada y arrojándoles estrellas ninja. Hay una habilidad llamada ‘paso de nube’ que nos permite volver a saltar en el aire si hemos golpeado a un enemigo, objeto o proyectil. Esta simple adición hace que The Messenger sobresalga por encima de muchos juegos de plataformas en 2D similares.

El ‘paso de nube’ — en combinación con otras habilidades que obtenemos luego, como la capa para planear y el gancho — nos presenta un reto de habilidad de alta dificultad que tenemos que dominar para superar muchos de los obstáculos. También abre la posibilidad de encontrar rutas más rápidas y crear emocionantes batallas aéreas. Es un juego diseñado con el speedrunning en mente. Los jefes que encontramos al final de cada nivel representan algunos de los mejores momentos del juego. Son una prueba máxima de nuestros reflejos y habilidad con el control. Además, resultan ser personajes bastante agradables y graciosos.

Dicho humor es algo digno de resaltar. Inicialmente, parecía que iba a recurrir a constantes chistes basados en referencias a la cultura popular, algo que ya resulta molesto y que juegos como Guacamelee! 2 han explotado hasta la saciedad. Pero pronto los abandona y recurre a un humor mucho más agradable, que se vale de los clichés del género para hacer comentarios astutos. Lo mejor de todo son las historias del tendero: clásicas fábulas infantiles a las que les da un giro moderno o inesperado. No todos los chistes funcionan, pero la mayoría lo hacen muy bien.

El control del personaje es bastante preciso y los niveles tienen un diseño increíble, con una muy buena localización de enemigos y obstáculos. Es un juego muy difícil, pero siempre justo. Nos deja claro que si morimos, es nuestra culpa y no un error de diseño. Al morir también conoceremos a un pequeño demonio con el curioso nombre de ‘Guapifeo’. Él nos acompañará por un buen rato devorando todas las gemas que tomemos hasta que paguemos nuestra deuda por devolvernos a la vida. Esto nos anima a tratar de no morir, pues además de devolvernos al anterior punto de guardado, perdemos esas gemas con las que podemos adquirir habilidades en la tienda. Aunque, honestamente, el árbol de habilidades de este juego es bastante limitado.

Como cabría esperar, el estilo retro es otro de los grandes atractivos de este juego. El arte en pixeles y las melodías chiptune que disfrutamos durante los niveles se prestan para crear escenarios de excelente diseño visual y auditivo que, como ya hizo Shovel Knight en su día, nos recuerda a lo mejor del sistema NES, aunque con una paleta de colores mucho más amplia. La sorpresa — que ya había sido revelada en el material promocional (algo a lo que los mismos diálogos hacen referencia) — es que, tras unas pocas horas, The Messenger cambia sus gráficos y sonido para volverse un juego estilo 16-bit, presentando escenarios y personajes aún más bellos y detallados.

Este no es el único cambio que sufre The Messenger. Al llegar a la mitad del juego se nos da una nueva misión: recolectar varias notas musicales ubicadas en diversos lugares del mapa. Se abren varios portales que nos permiten transportarnos a secciones anteriormente visitadas y obtenemos la capacidad de «viajar en el tiempo» (cambiar entre los estilos de 8-bit y 16-bit), lo cual abre acceso a nuevas áreas.

Este no es necesariamente un cambio positivo.

Algunos han descrito esta parte del juego como un ‘metroidvania’, pero no hay suficiente interconexión entre las áreas. Sigue siendo un mapa muy lineal con pequeñas desviaciones hacia zonas más pequeñas donde encontramos los objetos necesarios para avanzar o los ‘sellos de poder’ opcionales, los cuales se esconden detrás de los retos de plataformas más complicados de este título.

A partir de este punto, progresar se puede volver más tedioso. No es claro a dónde debemos ir a menos que paguemos por la información. Esto hace que tengamos que recorrer una y otra vez secciones del juego que no estaban pensadas inicialmente para ser revisitadas y eso llega a aburrir. El aburrimiento se puede convertir en frustración si descubrimos que al final del camino no encontramos lo que esperamos y debemos deshacer nuestros pasos. Algunos lugares cambian si pasamos del estilo 8-bit a 16-bit o viceversa, pero son pocos.

Hay que aclarar algo. The Messenger nunca deja de ser un gran juego, ni siquiera en esos momentos. A pesar de todo, en esa segunda mitad sí encontramos nuevas áreas que explorar, nuevas mecánicas de juego y cuatro jefes más. Pero esos defectos lo alejan de la excelencia. No se puede comparar a otros ‘metroidvania’ modernos como Hollow Knight o Axiom Verge, en los que el diseño de niveles y el progreso se adecuan perfectamente al género.

Es una lástima. Si The Messenger hubiera conservado todo el tiempo la estructura de su primera mitad, hubiera sido un juego casi perfecto. Por lo pronto, nos conformaremos con decir que es muy bueno.

The Messenger
8/10 Nota
Lo que nos gustó
-Excelente uso del arte en pixeles y las melodías 'chiptune'.
-Aunque es difícil, el nivel de reto está muy bien ajustado.
-Controles muy precisos y mecánicas divertidas.
-Mucho humor que no se basa solo en referenciar otras obras conocidas.
Lo que no nos gustó
-El árbol de habilidades podría ser más variado e interesante.
-El estilo 'metroidvania' que adopta en su segunda mitad no encaja bien con el diseño de niveles.
-Algunas de las zonas más difíciles del juego se encuentran bastante lejos de un punto de guardado.
En resumen
The Messenger es mucho más que un viaje nostálgico para los fanáticos de Ninja Gaiden. Su excelente diseño de niveles y controles precisos lo convierten en una experiencia muy divertida y retadora, acompañada de mucho humor. Es una lástima que su segunda mitad rompa con una estructura que funcionaba a la perfección. A pesar de eso, es un gran juego recomendado sin ninguna duda.

Reseña hecha con una copia digital de The Messenger para PlayStation 4 brindada por Devolver Digital.

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