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Watch Dogs – La Reseña

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La tecnología ha llevado a que nuestra vida sea más fácil, pero también llena de temores. La seguridad informática es un tema que ha estado de moda gracias a escándalos internacionales, el uso indiscriminado de información personal por parte de compañías públicas y privadas, y las actividades ilegales que buscan romper hasta el más estricto sistema de protección. Watch Dogs explora parcialmente estos miedos, tratando de hacernos sentir hackers experimentados y todopoderosos en una propuesta que transita entre lo divertido y lo desencajado.

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AP

Watch Dogs nos presenta a Aiden Pierce, un hombre que usa sus conocimientos informáticos para cometer crímenes. Un golpe financiero sale mal, trayendo consecuencias terribles para su familia. Esto lo transforma en un justiciero al margen de la ley, buscando venganza por la muerte de su sobrina y a los responsables del fallo en su último plan. Nada es fácil para un hombre en las sombras: Enemigos actuales y fantasmas del pasado se oponen a sus planes, haciendo complicado y oscuro el camino hacia su meta.

Pero Aiden posee una gran ventaja: Su habilidad como hacker. Podríamos decir que Pierce usa su smartphone como arma adicional, cargada de impresionantes conocimientos. Con él puede aprovechar los fallos del sistema informático que controla a Chicago llamado ctOS (creado por la oscura corporación Blume), y así tomar ventaja de todo elemento conectado, con la gracia de un control remoto pero con potencia concentrada.

La trama de Watch Dogs une escenas comunes de películas de acción y suspenso con algunos elementos más propios de su temática, donde los datos personales son usados como arma de doble filo. Lastimosamente, no sentimos conexión o cercanía con Aiden Pierce a pesar de sus monólogos internos, problemas y motivaciones. Resultan más pintorescos e interesantes algunos momentos de los personajes secundarios, como el «fixer» Jordi Chin, un peculiar matón que hace «limpieza» usando métodos poco ortodoxos.

La historia se divide en cinco actos principales, cada uno con diferentes capítulos. Algunos son letárgicos y no aportan realmente a la historia principal, contrastando con episodios movidos y concretos. Al no tener una fluidez y ritmo correctos, sentimos desconexión entre ciertas misiones principales afectando el conjunto del relato, divertido pero no impactante.

Watch Dogs presenta una serie de mecánicas que reúnen tanto propuestas potenciales como elementos vistos en otros títulos de Ubisoft. Me divertí al controlar a Aiden Pierce tanto para desplazarse como para combatir, gracias a movimientos que simplifican el parkour de Assassin’s Creed o las coberturas y ataques sigilosos de Splinter Cell: Conviction.

En contraste, manejar un vehículo tiene puntos amargos, en especial con los efectos físicos mal calculados. Colisiones que no dejan daños, exagerada respuesta de la dirección, y una rara «fuerza magnética» que no deja volcar nuestro auto fácilmente. Son mejores las motocicletas gracias a la sensación de velocidad, pero en general la conducción deja mucho que desear.

El programa utilizado por Aiden en su smartphone es el centro de la experiencia de Watch Dogs: El Analizador. Nos permite revisar o usar con el toque de un botón todo lo que esté conectado a ctOS. TODO. Cámaras de seguridad, archivos de vigilancia, datos personales y criminales de los ciudadanos de Chicago, semáforos, bolardos, etc. Para acceder a la información debemos desbloquear zonas de la ciudad mediante el hackeo de servidores y torres de ctOS, algo parecido a las atalayas de Assassin’s Creed, pero con mayor dificultad por su vigilancia.

Algunos datos sirven para decidir si podemos robar tomar pequeñas cantidades de dinero de las cuentas de los transeuntes, detectar delitos potenciales o ubicación de bandas criminales y encargos, descargar canciones que se añaden a nuestra lista de reproducción, o hacer una especie de visita guiada gracias a una aplicación del smartphone de Pierce, similar a Foursquare. Si la información nos agobia, simplemente apagamos el teléfono y nos concentramos en una actividad concreta.

La parte más activa del Analizador viene al controlar elementos de la ciudad (resaltados gracias a la «interfaz» del programa usado por Pierce) con solo tocar un botón. ¿Qué tal volar una tubería de gas para detener a un criminal?¿O controlar las cámaras para marcar y seguir la posición de los enemigos? Muchas posibilidades que permiten aproximarnos a varias misiones con tácticas diferentes. Incluso al conducir para librarnos de los perseguidores, tal vez lo más rescatable de estar en un automovil.

Este enfoque estratégico del Analizador recibe el complemento de otras situaciones. Para acceder a ciertos archivos o lugares debemos resolver pequeños puzzles de hackeo, a veces con tiempo limitado. Ciertos niveles requieren exploración e interacción remota para desbloquear la entrada a lugares concretos. Hay pequeños minijuegos disfrazados como «viajes digitales», una especie de droga que revela alocadas actividades. Y podemos programar un playlist musical para escuchar durante nuestra sesión.

Existe un sistema de «crafting» o fabricación de objetos que nos permite usar materiales y códigos para ensamblar gadgets, explosivos, o crear programas de un solo uso como el útil Apagón, que interrumpe temporalmente la energía eléctrica en grandes zonas de Chicago. Es cierto que podemos comprarlos para ahorrar trabajo, pero tiene menos gracia que construir de acuerdo a lo que la acción pida.

Otra parte importante en la estrategia de Watch Dogs radica en el árbol de habilidades. A medida que ganamos experiencia obtenemos puntos para asignar nuevas tácticas o atributos, como opciones de hackeo o resistencia al daño. Las diferentes ramificaciones nos permiten armar el conjunto adecuado para nuestro estilo de juego. Además hay un sistema de moral que califica nuestro comportamiento con los ciudadanos comunes, afectando (de manera superficial) la percepción ante las autoridades y ciudadanos.

Ubisoft Montreal quiso incluir una gran cantidad de elementos para hacer del juego un mundo abierto muy movido. El problema con estas misiones secundarias radica en su monotonía. Aunque no es en todos los casos, varias de las actividades y eventos resultan repetitivos, como evitar delitos. Al principio nos sentimos bien al prevenir un crimen, pero la dinámica sigue siempre el mismo patrón, quitando parte de su encanto. Para recibir misiones extra debemos encontrar objetos ocultos o escuchar conversaciones, agregando algo de variedad pero resultando tedioso si no tenemos paciencia para obtener datos de la gente o para explorar la ciudad.

Hablando de Chicago, su representación dentro de Watch Dogs luce como los dos lados de una moneda. La ciudad y su bajo mundo se ven bien o mal dependiendo de ciertas situaciones, en especial de iluminación o momento del día. Así como vemos puestas de sol muy bellas y lugares finamente retratados, hay sitios claramente simples, mal diseñados o con errores notorios en los impactos o choques. En el caso de la versión analizada, los reflejos y efectos del agua son mediocres, a excepción de la lluvia. Es muy raro encontrar dos personajes con descripciones iguales en sus archivos, pero los modelos corporales sí llegan a repetirse en la misma escena.

La ciudad y su bajo mundo se ven bien o mal dependiendo de ciertas situaciones, en especial de iluminación o momento del día. Así como vemos puestas de sol muy bellas y lugares finamente retratados, hay sitios claramente simples, mal diseñados o con errores notorios en los impactos o choques

El multijugador de Watch Dogs viene integrado con la experiencia en solitario. Podemos acceder con el smartphone de Aiden a modos de juego simples pero entretenidos (a excepción del aburrido «Seguimiento en Línea») por su enfoque a enfrentamientos 1 vs. 1. Para varios jugadores pudimos probar el modo «Carrera», que acepta hasta 4 personas, algo genérico pero aceptable.

En contraste, el «Hackeo en Línea» es el modo más emocionante y con mayor potencial: Siguiendo en el papel de Aiden Pierce, debemos robar datos de un «agente» (el jugador rival). Nuestra tarea es robar la mayor cantidad posible de información de su smartphone mediante un hackeo y sin ser descubiertos, dando inicio a un tensionante juego de escondidas. Si somos detectados, se invierten los papeles ya que debemos escapar sin dañar al contrario, pero él si tiene licencia para eliminarnos.

El juego incluye un multijugador asimétrico entre un usuario de PC o consola y otro desde un tablet, usando la aplicación gratuita ctOS Mobile. El jugador de Watch_Dogs debe escapar de una persecución de la policía usando una ruta con varios checkpoints que debe alcanzar en un tiempo determinado, mientras el rival con ctOS Mobile controla a las patrullas, helicópteros y elementos de la ciudad como semáforos; tratando de obstaculizar al criminal y demorar su huída. Modalidad curiosa y entretenida pero con algunos fallos en su balance que pueden corregirse.

7.5Algunas promesas hechas para Watch_Dogs quedaron sin cumplirse. La aventura de Aiden Pierce toma forma en un juego decente, accesible y divertido, pero nada memorable y alejado del salto revolucionario pretendido por Ubisoft Montreal, pecando por exceso al llenar su mundo abierto con elementos que no encajan correctamente. Al entrar en esta versión hiperconectada de Chicago les aconsejo hacerlo sin mayores pretensiones y entretenerse con las dinámicas potenciales que probablemente cimentarán nuevos juegos de esta franquicia.

Esta reseña ha sido realizada con un código de descarga de Watch Dogs para Xbox 360

4 Comentarios

1 Comentario

  1. fkmcat

    6 de junio del 2014 at 16:19 pm

    don Alex cada vez mejorando con sus reseñas

  2. Fabian Castro

    9 de junio del 2014 at 9:10 am

    Exelente reseña, muy bien explicada y muy enfocada a lo que es realmente importante en el juego

  3. kobalto

    11 de junio del 2014 at 16:30 pm

    muy buena esta reseña :)

  4. Ethan Mario Jackson Lopez

    9 de agosto del 2014 at 17:53 pm

    Es el peor juego del año, estamos en 2014 y en la conduccion para que estubieramos jugando Driv3r…

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