We Happy Few – Primeras impresiones

[Publicado el 12 de diciembre del 2016]

En E3 2016, We Happy Few fue una de las más grandes sorpresas presentadas por Microsoft en su conferencia. El tráiler captó la atención de muchos fanáticos de las historias sobre futuros distópicos, pues presentaba un relato diferente dentro del panorama de remakes y secuelas que abundó en el evento.

El alfa del juego nos muestra las infinitas opciones de exploración y creación de objetos, las cuales van a satisfacer a los seguidores del género survival, pero en varios aspectos está muy lejos de ser un juego que cause gran impacto en el público.

La historia se desarrolla en una ciudad de Inglaterra en los años sesenta, época en la cual todas las personas se han hecho adictas a una droga llamada Joy, que altera la percepción y hace que el mundo se vea y se sienta perfecto. La escena del principio nos presenta al protagonista Arthur Hastings, un hombre que trabaja en un periódico en donde tiene la función de eliminar las noticias negativas y dejar sólo las positivas para que la sociedad mantenga su falsa perfección. Sin embargo, Arthur encuentra en el periódico una noticia acerca de su hermano, lo cual trae a su mente recuerdos dolorosos. Después de esto llega la primera gran decisión del juego, tomar la pastilla de Joy o no.

Si el jugador toma la pastilla comienzan a rodar los créditos y termina el juego, un toque gracioso que indica que si no se rompen las reglas no hay aventuras. Si el jugador no toma la pastilla empieza a ver el mundo tal como es y es capturado por una especie de policía que lo golpea hasta dejarlo inconsciente. Cuando nuestro personaje despierta, se encuentra en Wellington Wells, una ciudad donde la sociedad abandona a los «Downers» (nombre que reciben las personas que no toman Joy). Aquí es donde comienza nuestra aventura.

En cuestión de narrativa esta versión alfa no nos ofrece gran cosa, lo cual es un punto menos a favor porque no hay una motivación real para jugar continuamente. El juego tiene un poco de mundo abierto, pues al recorrer la ciudad se encuentran personajes y situaciones especiales que dan comienzo a una misión alterna, sin embargo no hay mucha información sobre cómo completar las misiones, así que es complicado saber qué hacer o para dónde ir.

Morir en We Happy Few es muy fácil. Hay que preocuparse constantemente por el porcentaje de hambre, sed, y sueño, los cuales afectan las funciones motrices del personaje si están bajas y pueden llegar a matarlo si llegan a cero; el problema es que bajan a una velocidad increíble. Y no olvidemos los habitantes de la ciudad, en Wellington Wells estamos rodeados de personas de mal humor que pueden atacar hasta por una mala mirada, mientras que en la ciudad a la que el personaje llega después de completar la primera parte de la misión principal estamos rodeados de personas espeluznantes con máscaras y actitud amable, que no dudarán en atacar si nuestros niveles de Joy están bajos. Por si este nivel de agresividad en los habitantes no fuese suficiente, las noches son más peligrosas pues la policía está en máxima alerta y ataca con sólo vernos merodeando.

La comida y objetos para curarse, al igual que las píldoras Joy, son bastante difíciles de hallar, por lo que a veces nos encontramos explorando exclusivamente para conseguir estos objetos y no morir, en lugar de avanzar en las misiones.

En el aspecto estético este juego se ve aún en una etapa muy temprana, todas las calles lucen iguales y es muy fácil perderse. Los modelos de personajes que habitan en las ciudades también son bastante similares. Sin embargo el estilo artístico con un aire de BioShock hacen que este juego se destaque de otros de su género.

Por el momento, a We Happy Few le falta mucho para (supuestamente) ser el título independiente que romperá récords y atraerá la atención de los jugadores en todo el mundo, pero la historia tienen un gran potencial y la jugabilidad podría llegar a ser completa con algunos ajustes importantes.