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Wolfenstein II: The New Colossus – La reseña

La nueva y sangrienta aventura de B.J. Blazkowicz mejora la fórmula de su antecesor y funciona como una crítica social a eventos de la actualidad.

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Una de las líneas más simples pero concretas de Wolfenstein II: The New Colossus se da cuando B.J. Blazkowicz se entera de cómo fue bombardeada Nueva York por los nazis para ganar la Segunda Guerra Mundial en esa línea de tiempo alternativa, gracias al relato de Grace, líder del movimiento de resistencia antinazi. «Esto lo hicieron monstruos», dice Blazko. Grace responde, «No, fueron hombres.» Esta nueva entrega de la saga es un tremendo shooter acompañado por una historia que no pone límites para estudiar de manera satírica la polarización, el odio y la violencia racial; cayendo (de manera planificada o no) como dura crítica a la actual situación política, mundial y regional.

Wolfenstein II: The New Colossus inicia cinco meses después del final de Wolfenstein: The New Order, con B.J. recuperándose de las graves heridas causadas durante el enfrentamiento final con Wilhelm «Deathshead» Strasse. Luego de un sueño sobre su dura infancia y un recuento de los acontecimientos sucedidos hasta el momento, descubrimos que la psicópata general Frau Engel ha dado con nuestro paradero y propina un tremendo golpe a nuestro equipo. Nuestro protagonista inicia una nueva aventura donde no solo tendrá que combatir a los nazis en suelo americano, sino que estará en conflicto con su cuerpo, su mente y su pasado.

Machinegames no ha sido nada reservado con la narrativa de Wolfenstein II: The New Colossus, pasando fácilmente del humor negro a la violencia descarnada, del drama interior a la descripción de los más profundos horrores de la mente humana, de la camaradería al fanatismo. Esto significa que en muchas ocasiones recurre a la exageración, pero mantiene el criterio sobre las bases que originan la historia, como el modelo de comunicaciones de propaganda nazi o el movimiento Black Panther, que sirve como inspiración para el diseño de uno de los grupos de resistencia mostrados en el juego.

La exploración realizada por el estudio puede resultar agobiante no porque sea aburrida sino porque toca tantos temas con raíces profundas de una manera ágil, moviendo sensibilidades de forma impactante entre escenas que pasan del drama clásico al gore del cine de terror de bajo presupuesto; eso sí, con un final que provoca opiniones divididas no por su complejidad sino por la forma en la que resuelve el conflicto.

El impacto del juego no se queda en las palabras. Encontraremos mucha sangre, mutilaciones, desnudos parciales y momentos visualmente grotescos e incómodos que seguramente provocarán más de un disgusto entre aquellos que lo jueguen. Aquí será más difícil considerarnos héroes impolutos, nuestras acciones engranan de manera brutal con las lecciones o críticas que desean realizarse desde su narrativa. Somos monstruos y hombres al mismo tiempo.

La historia también puede considerarse como una advertencia. Durante los últimos años el mundo ha vivido un despertar de las políticas de odio racial y división radical que causaron tanto daño en el pasado e incluso desembocaron en conflictos regionales y globales, con agravantes en el último año para Estados Unidos. Wolfenstein II: The New Colossus no es el único juego o producto de entretenimiento que hace un llamado sobre estos temas, pero cae en un momento crucial donde el análisis de nuestras conductas como individuos y como grupos sociales es obligatorio, en especial porque toca a los movimientos de ultraderecha y de nazismo siendo los principales antagonistas del título y responsables del horripilante estado del mundo en esa línea alternativa de tiempo.

Luego de este golpe existencial tenemos que hablar de cómo se comporta Wolfenstein II: The New Colossus como juego. Este es un shooter en primera persona con sensación clásica pero un apartado técnico admirable en la mayoría de tareas. La variedad de armas sigue presente durante la mayoría de la aventura al igual que un sistema de mejoras sencillas para las mismas y para nuestro protagonista, lo que abrirá nuevas posibilidades para superar los niveles a partir de un evento en la historia con altas dosis de spoilers.

La velocidad y la agresividad son ingredientes permanentes en los enfrentamientos, requiriendo que estemos en constante alerta porque B.J. es bueno con el gatillo pero frágil en su salud. Hay que sumar la variedad de enemigos, dotados de una inteligencia artificial bastante salvaje, en especial en los modos de dificultad más altos. El único elemento que no encaja del todo es la rueda de selección de armas, una mecánica opcional pero incómoda para usar nuestro arsenal.

Además de las misiones principales que nos mantendrán ocupados durante varias horas, podemos seguir encargos a realizar dentro de nuestra base (en su mayoría bastante monótonos) y una serie de incursiones alternativas mediante el uso de Códigos Enigma adquiridos al asesinar a los capitanes nazi en cada nivel. Estos tokens son introducidos en una máquina que desbloquea la localización de los integrantes del ‘Ubercommando’, los generales más poderosos del gobierno nazi en la ocupación de Estados Unidos. Luego de encontrar sus posiciones podemos seleccionar la misión en un mapa y proceder a su cumplimiento; entre más comandantes sean eliminados más territorio será liberado; esto sin importar que hayamos terminado o no la campaña central. Para completar, tendremos acceso a una bóveda donde podremos explorar los DLC de historias complementarias y otras misiones a manera de retos.

La adaptación de los escenarios a la línea temporal de Wolfenstein II: The New Colossus es simplemente genial. Cada lugar ofrece su propia historia, pasando de tierras contaminadas por polución nuclear a pueblos que han aceptado el modo de vida nazi; además de nuestro submarino donde podemos escuchar diálogos curiosos u observar los arreglos que sus ocupantes han realizado. Tal vez lo más genérico sean las bases militares, pero estas también contienen material de interés a manera de coleccionables u objetos que revelan con algo de humor y color la idiosincrasia de esta nueva Norteamérica. La música cumple con su labor: al inicio no es tan memorable pero a medida que pasa el tiempo empieza a cobrar mayor importancia e incluso se integra a la perfección con ciertas escenas de diálogo.

A nivel técnico hay que resaltar un par de cosas. Primero, este es un juego que demanda un buen hardware para su edición PC, así que deben tener en cuenta la lista de requisitos oficiales de Bethesda. Segundo, si bien es un título que cumple en muchos aspectos, hay un par de elementos que pueden causar disgustos, como el comportamiento de los cuerpos que pueden quedar atravesados en las paredes o algunos obstáculos invisibles que interrumpen la caminata en algunas puertas; cosas que dañan la inmersión y que se repiten un poco más de lo deseado.

Wolfenstein II: The New Colossus es un shooter pensado para diferentes tipos de personas: para aquellos que gustan de una historia con impacto siendo capaces de tolerar sus exageraciones visuales o narrativas, para los amantes del shooter ágil, para los que desean ver en sus juegos un tratamiento diferente a situaciones sociales de la actualidad, para los que no necesitan modos multijugador, o para los que buscan diferentes retos a manera de coleccionables o misiones alternativas. Dale la oportunidad si estás buscando varias de esas características en un título de acción, especialmente por el hecho de poder mandar al carajo a un buen grupo de nazis.

Reseña hecha con una copia digital de Wolfenstein II: The New Colossus para PC brindada por Bethesda.

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