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Wolfenstein The Old Blood – La reseña

Machinegames y Bethesda volvieron a hacer divertido el mundo de Wolfenstein gracias al interesante The New Order. ¿También lo logran con esta expansión?

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Machinegames y Bethesda volvieron a hacer divertido el mundo de Wolfenstein gracias al interesante The New Order, un shooter compacto, sólido y con una narrativa carismática a pesar de no ser magistral. Para ampliar los sucesos que alteraban los resultados de la Segunda Guerra Mundial y ponían al mundo bajo el yugo de un régimen Nazi avanzado, los desarrolladores decidieron ofrecernos una expansión llamada Wolfenstein The Old Blood que sirve como precuela y a la vez como juego independiente. Los resultados son mixtos, pero positivos en general.

Wolfenstein The New Blood nos pone otra vez dentro del masivo cuerpo y determinada mente del soldado estadounidense y agente de la OSA B.J. Blazkowicz, esta vez cumpliendo una delicada misión: robar información clasificada del Tercer Reich relacionada con la ubicación del cuartel general de Wilhelm «Deathshead» Strasse, el líder de la División de Proyectos Especiales de la SS. Obtener los datos es algo fundamental ya que las máquinas y tecnología Nazi han logrado llevar a los Aliados al borde de la derrota, en la misma versión alterada de la historia sucedida a partir de 1946.

El problema es que los documentos hacen parte de un archivo guardado en Castle Wolfenstein, la base de operaciones de la arqueóloga Nazi Helga Von Schabbs. Como podrán imaginar, el lugar está repleto de amenazas y enemigos peligrosos, algo que lleva a la captura temprana de nuestro protagonista y de Richard Wesley (conocido como el Agente Uno y quien nos acompaña al inicio de la misión). Así que nuestra meta se amplía a una lucha por sobrevivir a las tropas Nazi y a la obtención de la información que puede cambiar el curso de la guerra.

Wolfenstein The Old Blood se divide en dos capítulos principales, que a su vez se dividen en cierto número de episodios. Esta división también aplica a la intensidad de la narrativa presente en la aventura y a otros aspectos de juego: como primera medida, el argumento en la primera mitad carece del mismo carisma y personalidad que vemos en The New Order, sin mayores diálogos ni misterios dentro de la historia general, ni ampliando nuestro conocimiento sobre Blazkowicz. En la segunda parte mejora un poco debido a la presencia de nuevos aliados y enemigos, pero no de manera notable.

Esto hace que el título se sienta irregular en el aspecto narrativo y a veces parece que sus capítulos centrales fueran dos juegos completamente diferentes unidos por un sistema de juego similar. Pasa lo mismo con el esquema de los escenarios: mientras que en la primera parte estamos en corredores más cerrados y lineales, la segunda nos permite una mejor elección de estrategias gracias a la apertura de ciertos puntos, con posibilidad de incursionar por distintas rutas para atacar o llegar a lugares de interés. Para tratar de llenar algunos huecos, encontramos documentos que nos dan un panorama de los descubrimientos hechos por Helga Von Schabbs, además de un archivo con la historia de cada personaje.

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A falta de una historia que enganche de manera constante, recibimos diversión y reto gracias a la solidez de las mecánicas de juego traídas desde The New Order. Múltiples armas con diferentes efectos al impactar a los enemigos, sistema de cobertura balanceado cuando estamos cerca a muros y otras superficies, recuperación de salud y armadura con el formato «vieja escuela», alta velocidad y flanqueo por parte de la inteligencia artificial…cada encuentro garantiza niveles fuertes de emoción y adrenalina, además de varias sorpresas que nos obligan a ajustar nuestra aproximación al combate.

La mecánica de sigilo en Wolfenstein The Old Blood parece más difícil de dominar, en especial durante la primera parte; la ubicación de los enemigos, la dirección en que patrullan y las dimensiones de ciertas zonas hacen complejo que podamos superarlas en silencio. Si queríamos un enfoque de mayor estrategia, esto agrega una buena y sorpresiva porción, pero puede desesperar a los impacientes que seguramente elegirán la ruta del encuentro directo, puro y duro.

Hacia el final de la primera sección empieza a desbloquearse el sistema de mejoras de personaje, que irá agregando nuevas características a nuestro agente; algo que en teoría es necesario para superar los retos que nos esperan en la segunda parte. Las características son desbloqueadas luego de cumplir ciertas acciones, así que debemos estar atentos a lo que ellas nos ofrecen. Aún así, me parece que se introducen demasiado tarde, y tal vez pudieron ser eliminadas por completo. Esto se suma a los niveles de dificultad: si eres un jugador con cierta experiencia en el género, te recomiendo ir directo a los dos más altos, de lo contrario puedes sentirte decepcionado.

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El compromiso de Machinegames por brindarnos una experiencia sólida sin multijugador sigue presente. Para hacer mas duradera la experiencia tenemos el modo Challenge, una sección donde podemos volver a jugar varios de los enfrentamientos que hemos tenido dentro de la aventura, pero esta vez a manera de oleadas de enemigos; dependiendo del estilo que usemos, nuestra puntería y el tiempo utilizado, ganaremos puntos que se ven reflejados en una tabla de clasificación para compararnos con nuestros amigos.

Como dijimos anteriormente, una de las ventajas de Wolfenstein The Old Blood es que se puede jugar de forma totalmente independiente a la entrega «mayor». Si bien sirve de precuela y explica varias cosas que estaban apenas comentadas en Wolfenstein The New Order, no es necesario tenerlo para entender la totalidad de la línea de tiempo, y a su vez es suficientemente divertido para jugarlo aún si no tenemos planeado adquirir este último (no es lo recomendado, pero se puede). En este sentido, es una verdadera expansión para este futuro alterado, con una alta duración que lo diferencia de un DLC corriente o de una adición cosmética y simple.

Wolfenstein The Old Blood no presenta la mejor historia y parece irregular debido a su extraña división interna, que palidece frente a la solidez general de The New Order. Sin embargo funciona como un coctel agitado por las emociones ofrecidas, que sirve para introducir a los nuevos jugadores dentro de esta línea temporal, complementa la experiencia de los veteranos que buscan MUCHAS más horas de juego y nos hace pensar en que pueden regresar las verdaderas expansiones, aquellas que ofrecen contenidos que en verdad valen la pena. Y también hay Nazis locos, muchos Nazis locos.

Reseña realizada con una copia de Wolfenstein: The Old Blood para PC. El juego también está disponible para Xbox One y PlayStation 4.

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