Monolith Soft, ahora propiedad completa de Nintendo, tal vez sea el mayor activo que la compañía de Kioto haya unido a sus arcas de desarrolladores. Este estudio, originalmente de Namco –antes de Bandai–, es el encargado de un amplio número de títulos de considerable calidad. Pasando por GameCube, DS y 3DS, fue en Wii que deslumbró de manera exclusiva con el primer Xenoblade Chronicles, localizado después de una sonora campaña por parte del público occidental y convertido en franquicia. Esto no le ha impedido apoyar el desarrollo de varios juegos de Zelda como Skyward Sword, Breath of the Wild y Tears of the Kingdom. En Wii U, Monolith Soft se dio el lujo de crear el mundo abierto más impresionante del sistema, traído de vuelta en Switch como Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition. Toda la saga de Xenoblade ahora es accesible en su totalidad en Nintendo Switch.

Para Switch, la experiencia de Xenoblade Chronicles es más familiar gracias a los tres primeros juegos numerados disponibles en la consola híbrida. Xenoblade Chronicles X siempre fue considerado un sucesor espiritual alterno de la historia sobre la espada Monado, siendo en realidad el segundo título de la franquicia y sin apelar tan fuerte al estilo ‘anime’ de la trilogía numérica. Este universo alterno hereda la jugabilidad de acción/RPG que hizo popular al primer juego, pero definitivamente sigue su propia ruta estética y jugablemente. Los ‘mechas’, conocidos como Skells, son la principal adición frente a la anterior entrega –para aquel entonces–. Sin embargo, no están disponibles desde el comienzo de la aventura.
Perdidos en el espacio

El comienzo de Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition nos ubica en un futuro lejano donde la Tierra resulta en el medio de una guerra cósmica entre dos civilizaciones alienígenas. Entre ellas los xenoformos, que no tienen nada que ver con los xenomorfos de Alien. Obligados al exilio tras un devastado planeta, los humanos construyen gigantescas naves para transportar a los pocos sobrevivientes o los que pueden costear el viaje. Varias de estas naves caen en el fuego cruzado. La Ballena Blanca, una de las naves más colosales, consigue huir de la galaxia y durante la odisea espacial es atacada por los xenoformos. En estado crítico y de emergencia, expulsa uno de los mayores módulos de la nave y sus tripulantes al cercano e inhóspito planeta Mira.
Este módulo está compuesto por la ciudad de Nueva Los Ángeles, un distrito residencial, uno comercial y uno administrativo, además del hangar de Skells y los cuarteles de la organización BLADE, que se encarga de proteger lo que queda de la humanidad. Sin embargo, otra parte bastante importante de la atacada Ballena Blanca es el Arca de la vida, que contiene los cuerpos en estado criogénico de cientos y miles de humanos. Estas partes quedaron dispersas a lo largo y ancho de la geografía del planeta Mira, así que la organización necesita localizarlos lo antes posible antes que caigan en garras de la fauna o enemigos alienígenas. A su vez, necesitan adaptarse y convivir en Mira, enfrentándose si es necesario a la fauna salvaje de tamaño descomunal. También deben instalar antenas de comunicación, recolectar recursos, materiales y en general crear una nueva vida para los terrícolas.

Afortunadamente la atmósfera no es un problema para los humanos, aunque la gravedad sí permite ejecutar considerables saltos. El asunto espinoso es que el planeta está lleno de criaturas salvajes. Algunas de ellas no suponen problema y son inofensivas, mientras que otras atacan a la primera señal visual o auditiva. Estar un nivel arriba de las criaturas asegura que estas no ataquen automáticamente. La gran mayoría de misiones y la misma exploración de registro geográfico implica eliminar a varios tipos de criaturas, pero solo si es necesario, esto no es indiscriminado como en Monster Hunter.
Una maravilla técnica de Wii U, aún mejor en Switch
Uno de los primeros pensamientos que se atraviesan al jugar Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition es lo bien que lograba desempeñarse este mundo abierto en Wii U. Fue el juego ‘first party’ de la consola que más aprovechó su potencial técnico, aún más que Breath of the Wild, donde como recordamos también colaboró Monolith Soft. Incluso con los paquetes de descarga de actualización que la acercaban a 23 GB, brindándole un poco más de agilidad en los tiempos de carga, es un título altamente competente en Wii U. Comparándolo directamente con la definitiva versión en Switch que además pesa solo 13.6 GB, las mejoras son notables. En modo portátil hay una mayor resolución en Switch frente al GamePad de Wii U. Los modelos de personajes a su vez son actualizados por completo, curiosamente aclarando el tono de piel en el proceso.

Los DLC pagos del juego original en Wii U ahora hacen parte de la versión base en Definitive Edition, excepto los contenidos exclusivos japoneses. Ahora bien, no se limita a adaptar todos y cada uno de sus elementos, sino que agrega eventos a la historia principal. El asunto es que acceder a ellos (como en el caso de Lao) requiere completar el capítulo 12, mientras que las primeras horas de juego son dedicadas a jugabilidad de tutorial para acostumbrarse al entorno de Mira. Cuatro nuevos personajes se pueden reclutar y dos nuevos Skells pilotear, Hraesvelg y un tipo Ares. Hablando de Skells, como bien señala el juego, no cualquier iniciado puede controlarlos y se requiere una licencia. Para ello debemos alcanzar el capítulo 6 y unos capítulos más para el módulo de vuelo. Por suerte, ahora es posible saltar con los Skells sin activar el módulo de vuelo.

En la exploración de mundo, la función de Bola de seguimiento ayuda a localizar objetos de misión e indica con una luz el camino hacia un punto establecido del mapa. Igualmente encontramos la región de Volitaris, un continente flotante sobre Mira sin acceso de torres de comunicación y por ende navegación. En los combates, una nueva mecánica rápida de enfriamiento permite atacar con mayor frecuencia. Entre las opciones de personalización y vestuario, hay accesorios pertenecientes a personajes de los tres juegos numéricos de Xenoblade Cronicles. Sobre el mapa de mundo y como es costumbre, los enemigos no cuentan con colisión de texturas, que puede romper un poco la inmersión. Lo que sí es valioso para un mundo abierto de esta magnitud, es poder correr sin limitación alguna de estamina ni sufrir daño por caída, sin importar la altura. A veces es mejor prescindir del realismo, por si escuchaste, Zelda.
Complejo de MMO
A diferencia de los otros títulos de Xenoblade Chronicles con protagonista predefinido, en XCX:DE podemos crear nuestro propio avatar, asignarle sexo, decorarle con diferentes tipos de peinado y personalizar sus facciones del rostro. Con el paso del juego podemos cambiar su vestuario y separarlo del equipo de batalla –en el caso de Switch–. Si bien podíamos crear avatar desde Wii U, es solo una parte de lo que me gustaría denominar «complejo de MMO». Oficialmente, Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition no es un multijugador masivo en línea, pero hace todo lo posible para captar dicha experiencia en consola. Una vez accedemos al modo en línea por parte de BLADE, podemos unirnos a una patrulla compuesta por hasta 32 jugadores conectados.

Estar en una patrulla –que requiere membresía a Nintendo Switch Online– nos permite acceder a misiones de mayor calibre y con criaturas de altos niveles de poder para derrotar. Algo así como incursiones en el ámbito de Xenoblade. También podemos redimir recompensas exclusivas, compartir logros y trabajar en conjunto por el bienestar de la civilización humana en Mira. En cualquier momento, no necesariamente en lugares específicos del mapa, es posible cambiar la hora del día dentro del juego. En el mismo menú también se pueden cambiar los miembros de reserva con los del equipo activo. Hay una tienda en línea exclusiva dentro del juego con su propia moneda. Las funciones en línea no son obligatorias pero sí recompensantes de créditos, materiales y recursos nada despreciables.
Este no es un juego para tomarse a la ligera, pues de acuerdo con la extensión del mapa de Mira y la facción para la que decidamos trabajar entre las ocho posibles de BLADE, la historia puede alcanzar el centenar de horas y completar todo tarda unas más. Pero no hay por qué afanarse. Las regiones de Mira, de día o de noche, están cargadas de una belleza impoluta y sus criaturas no son menos exuberantes. Es un mundo para disfrutar y apreciar por partes iguales, para recorrer a pie o piloteando un Skell. Un mundo abierto digno de despedir Switch como prácticamente lo hizo por Wii U, ya que al final del día BotW actuó como el impulso de la consola híbrida. No podemos esperar a ver lo que Monolith Soft ya está preparando para Switch 2, mientras X sirve un plato fuerte.

Reseña hecha con una copia digital de Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition para Nintendo Switch brindada por Nintendo of America.