Black Adam – Reseña

La primera vez que oímos noticias sobre Dwayne ‘La Roca’ Johnson interpretando a Black Adam en una película, ni siquiera había comenzado el Universo Cinematográfico de Marvel. Han pasado más de 15 años desde entonces y finalmente tenemos al popular actor en el rol del villano/antihéroe en la pantalla grande. ¿Valió la pena la espera? La verdad es que no.

Black Adam ha protagonizado muchos rumores y discusiones en camino a su estreno. Tuvimos peleas sobre si el protagonista le puede ganar a Superman, debates sobre cómo esta película va a revivir o sepultar definitivamente el Universo Extendido de DC y rumores sobre un supuesto cameo de Henry Cavill. Finalmente se terminó poniendo sobre este filme un peso mucho mayor del que puede cargar. Resulta irónico, teniendo en cuenta que es la historia de uno de los personajes más poderosos de los cómics.

La película nos lleva a Kahndaq, un país del Medio Oriente que en el pasado tuvo un héroe llamado Teth-Adam. Él fue elegido para recibir el poder de Shazam y liberar a sus compatriotas de un rey tirano que los esclavizó. Pero el héroe desapareció y 5000 años después Kahndaq está controlado por la organización criminal Intergang. Cuando una valiente mujer trata de recuperar un artefacto místico, ‘la Corona de Sabbac’, antes de que caiga en manos de los villanos, también despierta al héroe de las historias. Pero él resulta ser muy diferente a lo que dice la leyenda.

Héroe o villano

Black Adam parece una película amarrada al pasado. Su estilo visual, el ritmo de su acción y hasta su trama nos recuerdan a las películas de superhéroes de la década del 2000, cuando el género todavía estaba tratando de encontrar su identidad y antes de que el UCM lo dominara casi por completo. Tristemente, no es “retro” en una forma refrescante, sino anticuada. Nos regresa a una época en que los colores saturados y los momentos en cámara lenta eran el epítome del dramatismo. En cierta forma, parece una película de Zack Snyder, pero por el estilo de 300 y Sucker Punch.

Esta parafernalia visual rodea una trama que, inicialmente, parece enfocarse en la diferencia entre héroe y villano desde varios puntos de vista. A diferencia de otros superhéroes, el personaje interpretado por Dwayne Johnson no tienen ningún problema en acabar con la vida de sus enemigos y eso lo pone en un enfrentamiento directo con los miembros de la Sociedad de la Justicia, que no están de acuerdo con sus métodos.

Durante su primera hora, Black Adam parece “entender” el problema y lo pone en contexto de un país en conflicto. Para los habitantes de Kahndaq, la Sociedad de la Justicia no son salvadores, sino invasores que poco se diferencian de Intergang y que vienen a imponer su “estabilidad internacional” a la fuerza a pesar de que no hicieron nada por el país cuando sufrían bajo el yugo de Intergang. Mientras tanto, el violento Teth-Adam es tratado como un héroe incluso a pesar de su crueldad.

Aquí hay algo interesante y provocador. Una crítica a las políticas de los superhéroes y al intervencionismo de Occidente. No parece ser sutil en absoluto porque vemos que la Sociedad de la Justicia está trabajando para Amanda Waller. Si algo tenemos claro en cualquier versión del Universo DC, es que ella no es precisamente una buena persona.

Black Adam hace un muy buen trabajo poniendo estas cuestiones sobre la mesa, pero las deja ahí y se olvida de ellas. En su tercer acto solo le interesa ofrecer más escenas de acción y llegar al enfrentamiento contra un villano aburrido. El debate entre “héroe o villano” y las implicaciones morales de la violencia es zanjado de forma poco ceremoniosa para adoptar una genérica y aburrida trama de película de superhéroes común y corriente.

¿Qué está cocinando La Roca?

Sabemos que Dwayne Johnson no es un actor del agrado de todos, pero hay que aceptar que incluso en sus peores actuaciones sabe llenar a sus personajes de carisma. No hay nada de eso en Black Adam. Él es un personaje “100% serio” cuyos intentos de humor y sarcasmo resultan vergonzosos. La tragedia de su pasado es interesante y tiene potencial de darle profundidad, pero el guion no sabe cómo usarla de forma provechosa.

Le va peor a los personajes de la Sociedad de la Justicia. Ellos tienen cero trasfondo y prácticamente nos piden que “adivinemos” qué hay detrás de sus personalidades y relaciones. La película quiere que nos preocupemos por ellos y que suframos cuando parece que uno de ellos puede morir, pero es imposible sentir emoción por personajes tan poco desarrollados.

El único de ellos que llega a interesar un poco es el Doctor Fate, interpretado por Pierce Brosnan. Además de tener los poderes visualmente más interesantes, su capacidad de ver el futuro hace que sus acciones resulten más interesantes, aunque no siempre tengan sentido.

De hecho, pocos elementos de esta película tienen sentido. La debilidad de Adam al Eternium y el collar de Adrianna son presentados con mucho revuelo, pero apenas tienen relevancia alguna. Está llena de secuencias de relleno que no tienen ninguna importancia para la trama ni para el desarrollo de personajes.

Estas hacen que la película sea más larga de lo que debería. Hay una secuencia en la que una pelea entre Black Adam y Hawkman destruye un montón de afiches y figuras de otros superhéroes de DC, pero a la larga no tiene ninguna relevancia simbólica ni metafórica. ¿Qué nos quiere decir esta película? Ni ella misma lo sabe y el ejemplo más claro de eso está en su epílogo.

¿Black Adam tiene escena a la mitad o al final de los créditos?

Como en tantas otras películas de superhéroes hay una escena a mitad de los créditos de Black Adam. Tranquilos, no la vamos a ‘spoilear’, pero sí tenemos que comentar algo sobre ella: es pésima. Es una demostración clara de todo lo que estaba mal en el Universo Extendido de DC y que, según muchos, está de regreso con este filme.

En esa escena vemos trabajando juntos a dos personajes en una forma que simplemente no está bien. Durante varias películas se nos ha dejado muy claro la clase de persona que es uno de ellos y ponen de su lado a alguien totalmente opuesto a su filosofía. Es un claro ejemplo de que a DC Films no le interesa la coherencia de su universo ni de sus personajes, solo quieren espectáculo.

En conclusión…

Black Adam no es una película terrible, pero sí mediocre. Es visualmente anticuada, carece de personajes carismáticos y no aprovecha los mejores aspectos de sus actores. El ritmo de las secuencias de acción es demasiado caótico y la edición es un desastre. Se puede pasar un rato entretenido con ella porque tiene un par de chistes buenos y da mucho gusto ver en acción al Doctor Fate, pero no tiene nada más que ofrecer.

Si sienten curiosidad hacia esta película a pesar de todo, les recomendamos esperar a que llegue a HBO Max. No creemos que merezca el costo de la entrada al cine.