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Rambo: la última misión – Reseña

Rambo number five.

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A pesar de lo icónica que es la imagen de John Rambo disparando una ametralladora M60, tenemos que recordar que el origen del personaje tiene poco que ver con eso. En First Blood, la primera película en que apareció, él no mata a nadie, al menos no directamente. Esa película es una fuerte crítica hacia el terrible tratamiento que el gobierno estadounidense da a los veteranos de guerra. Una devastadora mirada a una persona que se considera ‘arruinada’ por el síndrome de estrés post-traumático.

Sus dos primeras secuelas no fueron más que tontas, aunque divertidas, fantasías de venganza de la guerra fría. La cuarta parte, estrenada en 2008, fue un hiperviolento recuerdo del justificado desprecio de Rambo por la humanidad.

Rambo: la última misión no tiene la introspección de la primera, la divertida acción de la segunda y tercera ni la filosofía de la cuarta. No es más que una película interesada en exprimir la nostalgia hacia el nombre del personaje con una historia incoherente e irresponsable. Un insulto contra John Rambo y sus fanáticos.

Si ya decidieron ir a ver Rambo: la última misión y nada de lo que diga puede detenerlos, consideren entrar tarde a la sala de cine, aproximadamente 90 minutos tarde. Los últimos diez minutos de esta película son realmente buenos. En esta última parte vemos a Rambo atrayendo los villanos hacia una serie de trampas que acaban con ellos de formas brutalmente violentas. El último asesinato que comete es una escena de violencia extrema digna de una película de horror gore.

Por desgracia, esa es prácticamente la única escena de acción de la película. El resto del filme es un aburrido ‘remake’ de bajo presupuesto de Taken: Búsqueda Implacable lleno de crueldad y una visión realmente enfermiza de México.

Al final de la anterior película, Rambo decide regresar a su hogar en Bowie, Arizona. Durante los últimos diez años, él ha estado a cargo de una granja y criando a la nieta de su empleada de servicio. Esta chica, que acaba de cumplir 18 años, se obsesiona con encontrar al padre que la abandonó y parte a México, donde es secuestrada. Ahora, John debe cruzar la frontera para rescatar a la única persona por la que ha sido capaz de mantenerse bajo control durante una década.

El primer problema de esta película es que el personaje principal no es Rambo. Puede que esté interpretado por Sylvester Stallone y sufra de estrés post-traumático por sus experiencias en Vietnam, pero no se comporta como el personaje. Ni siquiera habla como él. En la primera media hora del filme ya ha pronunciado más palabras que en los anteriores cuatro juntos. Ni siquiera cuando se ‘desata’ en el final lo reconocemos. Podría llamarse con cualquier otro nombre y nada cambiaría.

El segundo problema es la ineptitud técnica. Las escenas sufren de una exagerada iluminación artificial que nunca se ajusta al lugar en que se desarrollan. La edición es aún peor. Hay tomas que se cortan inesperadamente y nos trasladan a otro escenario sin nada que establezca el paso del tiempo o cambio de lugar. No quiero ni comentar sobre los forzados montajes con los que reemplazan el desarrollo de la trama. 

Pero todo eso palidece en contraste con el pésimo guión y penosos diálogos con los que se cuenta una historia racista. La damisela en peligro de turno es secuestrada poco después de llegar a un México en el que aparentemente solo existe una persona que no es un villano. No hay profundidad alguna en los personajes y todo lo que sale de sus bocas solo existe para demonizar aún más todo lo que no es estadounidense.

No le vamos a pedir a una película de Rambo que nos dé una mirada justa de los conflictos que representa. Solo hay que ver la forma en que nos muestra Vietnam, Afganistán y Myanmar en las anteriores entregas. Pero presentar esta clase de historia en este momento, cuando el racismo contra los latinoamericanos en Estados Unidos se ha convertido en una epidemia que los ha llevado a enjaular niños y personas inocentes, es culturalmente irresponsable. Sin bromear, parece un filme escrito por encargo de Donald Trump para obtener aplausos de la audiencia que quiere que construyan su ridículo muro fronterizo. ¡Incluso termina con una literal invasión a Texas de parte de un grupo de criminales mexicanos fuertemente armados!

Aun sin contar los numerosos huecos en la trama, rampante racismo y escenas innecesarias que solo rellenan metraje, Rambo: la última misión resulta lenta y aburrida. El segundo acto, desarrollado exclusivamente en México, no es más que una serie tras otra de escenas dedicadas a mostrar la crueldad de un pseudo-cartel con situaciones que parecen pertenecer a un filme de explotación setentera. Esta parte solo tiene un par de fugaces momentos de acción que se acaban en cuestión de segundos. La audiencia no puede hacer más que mirar con disgusto, esperando el momento en que la trama decida que es hora de que Rambo vuelva a ser Rambo.

Y ese es otro problema. El confuso tono de esta película dice que es muy triste que el protagonista sea una máquina asesina, pero quiere que celebremos el momento en que finalmente vuelve a ser el violento soldado de antaño. Su nihilista mensaje es que el mundo es horrible y la única forma de sobrevivir es siendo brutales con los demás. No hay problema con que un filme tenga una visión pesimista del mundo, pero sí cuando es presentado de una forma tan simplista e irreflexiva.

Rambo: la última misión es una de las peores películas estrenadas en 2019. Sus divertidos y violentos 10 minutos finales no justifican su pésimo guión, mala calidad técnica ni su óptica racista sobre lo que pasa al sur de la frontera gringa.

John Rambo merecía una mejor despedida.

Rambo: la última misión
1.5/5 Nota
3 Comentarios

1 Comentario

  1. Claudio T

    29 de septiembre del 2019 at 10:10 am

    Dejame adivinar, te sentis identificado con la etnia meJicana, no? Quizas sea una pelicula para gueritos…

  2. Miguel

    2 de octubre del 2019 at 12:41 pm

    Huy, pobrecitos los Mexicanos. Todos sabemos que solo los gringos son malos.
    Luego van a decir que los Zetas que por años han secuestrado y asesinado migrantes que viajan desde Centro América hacia Estados Unidos son mentiras inventadas por Trump.

  3. Dave

    5 de octubre del 2019 at 13:42 pm

    Soy Mexicano, y tu opinion asi como perspectiva de la pelicula me parece muy pobre.

    Yo mismo reconozco que por desgracia mucho de lo que exportamos al pais del norte es crimen y trafico de sustancias, realidad que nos atormenta dia a dia a los que trabajamos y vivimos dentro de este gran pais, corroido por la corrupcion de su gobernantes los cuales han pactado con dichos criminales.

    En fin, gran pelicula que se atreve a lo que las generaciones «gluten free» y progre de hoy en dia no se atreven a mostrar.

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