FIFA 14: La reseña

La serie de juegos FIFA de EA le ha sacado una distancia notable a su competencia en los últimos años. Parte de este éxito ha sido la dirección que el juego empezó a tomar desde 2010, cuando se acercó a un fútbol menos arcade y más realista. Para el 2012 se estrenó un nuevo motor gráfico, el Impact Engine, que alteraría por completo las físicas llevandolo un escalón arriba de sus competidores. En la edición del 2013 vimos su versión mejorada y este año encontramos su evolución en el motor Ignite de EA Sports.

Durante la E3 2013 tuve la oportunidad de probar FIFA 14, o al menos algo de él; todo esto en el lugar que tenía EA asignado para el título en su booth y que a diferencia de años anteriores no contó con un espacio específico donde se pudiera dialogar con los desarrolladores. Me pareció simplemente señal de confianza. Sospecho que la gente de EA Sports no quería hablar mucho del juego y más bien mostrar con el mismo producto las novedades que trae.

La demo presentada solo tiene la opción de jugar un partido amistoso entre 15 equipos entre los que se encuentran el Madrid, Milan, Tottenham, Manchester City y hasta Boca Juniors de Argentina. Junto a los televisores había un letrero bastante grande que explica que lo mostrado ahí solo expresa el 65% del desarrollo del juego, así que hablaré nada más de ese 65% que vi, todo esto representado en 4 partidos (más o menos hora y media de juego) con varios rivales y la CPU en una Xbox 360 y donde solo ofreceré mis «sensaciones» sobre la jugabilidad o gameplay.

En primer lugar, al ver la presentación de los menús, se nota de inmediato que es bastante diferente a la de FIFA 13, o al menos así lucía en el demo. Tenía un aire al estilo metro de Windows 8, donde se usan varios cuadros con información. En lo personal me gustó bastante. Le da un toque más deportivo y de paso simplista a los menús de navegación complicados y llenos de opciones a los que FIFA nos ha tenido acostumbrados en sus últimas entregas.

La primera impresión que tuve al jugar el juego fue que la bola es muy lenta para la velocidad de los jugadores. Posteriormente con el pasar de los mínutos la sentí más precisa, como que rebotaba y se movía más de lo acostumbrado a ver en el FIFA 13.

En ese primer partido jugué con el Atlético Madrid que aún conservaba a Radamel Falcao entre sus filas. Mi rival usaba al Manchester City. La jugabilidad fue bastante fluida y tuve la oportunidad de disparar mucho al arco. Con esto quiero decir que Falcao es prácticamente infalible, casi todo lo que toca es gol y que probablemente tenga mejores stats que en la edición anterior. También que la velocidad con la que se envia un balón en un centro y la ubicación del jugador que recibe es importante tenerla en cuenta, ya que pueden suceder muchas pifias.

El segundo partido fue contra un rival mejor. Aquí sí sentí la impotencia completa. Cuando hay mucha presión de los rivales los jugadores tienden a equivocarse bastante. En algunas ocasiones, sobre todo en las salidas del portero, sucedían choques irreales, de esos que se veían en FIFA 12. Hay algo extraño en el motor de físicas. No es que haya empeorado, es que se siente que en algunos lugares de la cancha los jugadores son muy torpes y más cuando el arquero está entre ellos.

Los siguientes partidos simplemente fueron una mezcla de las sensaciones de los anteriores enfrentamientos. Podría decir que encontré un par de novedades acá: si entiendes la mecánica de proteger el balón probablemente lograrás mantenerlo en tu posesión por un buen tiempo. De igual forma, hacer movimientos especiales como regatear va a ser más preciso siempre y cuando tengas algo de práctica realizándolos.