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Starfield – Reseña

En el espacio, nadie escuchará tus bostezos.

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Viajar por el espacio, explorar una galaxia y tener aventuras en el camino son las premisas que espera un fanático de Bethesda cuando se habla de «Skyrim en el espacio». Esta carga, este equipaje es el peso que tiene a sus espaldas Starfield, juego al que hemos dedicado decenas de horas y del que sin ser lo esperado previamente, trae una divertida experiencia para aquellos que se adentren en este mundo y logren superar todas esas barreras que sus mismos desarrolladores impusieron a los jugadores.  

Y la principal barrera no es una alta dificultad, tampoco una misión específica, solo se trata del tedio y el aburrimiento que genera en sus primeras horas Starfield. Sus desarrolladores optaron por hacer una demo de los principales sistemas del juego, en lugar de darle motivos al jugador para invertir su tiempo en la trama o el universo que apenas está conociendo.  

Esta decisión de producción solamente logra desconectar al jugador de la campaña principal y Starfield muy probablemente se convierta para muchos jugadores en una búsqueda de sentido para jugar. Tienes todos estos sistemas, toda esta tecnología, el juego se siente ‘next-gen’, pero necesitas encontrar un motivo para engancharte y ese es el camino, no el destino.

Sistemas por aquí, sistemas por allá 

En nuestra opinión, Starfield no es un simulador de viajes espaciales, ni un simulador de exploración espacial, de hecho, ser espacial puede sonar demasiado masivo. Starfield es un RPG con tonos de un simulador de vida galáctica y como tal su objetivo es mostrarte lo que pasaría en un posible futuro, donde la humanidad ha logrado colonizar gran parte de la Vía Láctea.   

En eso de ser simulador, Starfield tiene un ‘checklist’ de posibles sistemas que viéndolos independiente funcionan de maravilla: simulador de físicas y gravedad, quizá de los mejores creados hasta la fecha. Simulador de movimiento celeste, simulador de condiciones climatológicas. Simulador de combate espacial, creador de bases en planetas, simulador de crimen espacial, sistema de moralidad y un montón de sistemas que más que motivar al jugador, terminan por abrumarlo. 

Quizá el problema más notorio es que entre tantos sistemas, se siente una desconexión en el juego. Definitivamente se aprecia el logro técnico detrás, pero al mismo tiempo, sorprende lo desconectado que se siente el juego en muchos aspectos, es como si los desarrolladores hubiesen hecho muchos de estos sistemas aparte y al final se hayan reunido a presentar lo suyo, como si fuera un trabajo en grupo y no un trabajo colaborativo. 

Esta desconexión ha afectado el ritmo de la campaña principal, que apenas logra volverse interesante muy adelante en los sucesos que presenta. Además, las constantes distracciones invitan al jugador –quizá más que esto, gritan al jugador– que la deje de lado y se vaya a pasear por la galaxia.

Una olvidada Constelación 

En Starfield, nuestro protagonista se unirá a Costelación, un grupo muy diverso de personas de toda la galaxia cuyo objetivo común es descubrir los secretos del universo. Gracias a sus acciones entenderemos más de lo que sucede alrededor y avanzar algo en la historia nos permitirá descubrir el mayor secreto del juego. El problema es que no existe la mayor motivación para hacerlo. En general la base de Constelación es muy aburrida y los motivos de sus líderes no serán nada claros o interesantes sino hasta bien avanzada la campaña y luego de profundizar en algunas relaciones.  

El tomar decisiones en Starfield puede que influya en algunos detalles del juego, sobre todo en las últimas etapas. Aunque realmente las consecuencias no se sienten de forma trascendental. Tal vez en el modo ‘New Game Plus’, que es bastante coherente y brillante su implementación, especialmente en conexión con los hechos de la campaña principal, podamos conocer un poco más del peso de algunas decisiones y darle la vuelta a situaciones donde nos hacía falta algún conocimiento adicional. 

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A nivel argumental Starfield puede tener dos malos entendidos. Mientras fue vendido como un juego de exploración espacial, lo cierto es que es un juego de exploración planetaria. Vivimos en una galaxia donde ya todo fue descubierto, donde hay claridad de qué sistemas hay y qué contiene cada planeta. Tenemos una sonda para analizar planetas y una herramienta para analizar fauna y flora una vez en ellos.

Esto al final resulta anecdótico. El mismo juego nos da a entender que en la gran mayoría de planetas, si no todos, ya estuvo alguien. Como jugador, en los planetas donde no hay rastro de civilización lo más probable es que sea un espacio aburrido generado por procedimientos, y sí, es bastante claro en el juego cuando una región es hecha a mano y cuando es hecha de forma automatizada

El segundo malentendido es que se vendió como simulador espacial y tampoco es así. Aunque juega en su contra, a Starfield no le interesa que explores el espacio. Quiere que tengas alguna aventura en la órbita de algún planeta ya sea confrontando piratas, las fuerzas del orden o simplemente visitando una estación espacial deshabitada que orbita un planeta. En los planetas es lo mismo. A veces se te obligará al desespero que camines por un planeta desplazándote a un punto de interés, pero al final al juego tampoco le importa mucho que explores. Si no tienes problemas con el peso que cargas, podrás usar siempre el viaje rápido a tu nave o a cualquier otro planeta o sistema.  Esto y los continuos encuentros con pantallas de carga que de alguna forma, bloquean la sensación de recorrer un universo y mas bien, se vuelve tema de visitarlo.

Quiero saber más de este universo

La diversión está en las misiones y acciones secundarias y aquí es donde brilla Starfield. Desde el comienzo nos encontramos con misiones que parecen ser muy básicas pero que terminan llevándonos a confines de la galaxia, donde pasaremos los mejores momentos y hasta conoceremos los personajes más memorables. 

En mi aventura personal disfruté la misión de la Mantis, una especie de «Batman espacial», la de una colonia humana en el espacio un poco desadaptada o la de una IA loca. En Starfield podremos ser espías o dobles agentes, ascender en una milicia o ascender en un culto y descubrir sus secretos. Tiene el sello Bethesda y hay misiones tan variadas y originales que se llevarán horas de nuestro tiempo. Aunque no recuerdo casi planetas o sistemas, sí recuerdo mis aventuras (o desventuras) a lo largo de la galaxia.

El sistema de habilidades del juego es bastante particular. Mientras que en juegos como Skyrim, habilidades como robar solo suponían agacharse por detrás, aquí debe desbloquearse esta habilidad. Esto sucede con muchas de las habilidades básicas como persuadir o el ‘lockpicking’, incluso el usar jet packs. Debido a que solo subiendo de nivel se consiguen puntos, invitará al jugador a que dedique gran parte de su tiempo a subir de nivel para poder desbloquear habilidades y poder hacer cosas complejas como manejar naves espaciales con funciones o tecnología avanzada.

Las habilidades también funcionan para desbloquear opciones de diálogo y hay otro set que resultan ser poderes y que no descubrirá el jugador si no bien adentrado en la historia principal. Por eso y retomando nuestro halago para el modo New Game Plus, Starfield no se queda en completar el juego y para los jugadores más involucrados, el juego probablemente terminará la tercera o cuarta vez de ver la pantalla de créditos.

Planetas y ciudades para soñar

El estilo NASA punk, como le llama Bethesda, intenta darle un toque realista al universo creado y sin duda lo logra. Aunque los inodoros no han cambiado en el futuro, sí hay grandes inventos que se ven plausibles en el futuro proyectado. Starfield inyecta permanentemente esa sensación de nostalgia. Como buenos humanos, una de nuestras primeras visitas fue a la luna y la Tierra, o lo que queda de ella. La sensación de desolación es latente pero el escenario, sobre todo en la luna, fue quizá la demostración del potencial del juego. 

Las ciudades principales del juego destacan por una exquisita diferenciación. Neon es como Night City; Akila una ciudad vaquera futurista y Paradise, una ciudad-resort espacial. En la galaxia hay más ciudades y asentamientos regados en los distintos sistemas. Todos tienen algo que mostrarnos y en ellas tendremos un extenso ‘checklist’ de misiones por completar. 

Si hablamos de planetas, va a ser muy difícil que se pueda explorar todos los 1000 que prometió Bethesda. Lo cierto es que, aunque hay una gran variedad de biomas, al final muchos ecosistemas resultan ser parecidos, caso similar ocurre con algunas bestias y sus eventos aleatorios. Algo que sí cambia es el campo estelar (“Starfield”), donde las órbitas, cercanía con estrellas y la posición del planeta o el satélite no nos permitirán ver dos cielos iguales. 

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Lo contrario sucede con los personajes, donde a excepción de los protagonistas y algunos pocos otros, la gran mayoría parecen acartonados y la básica dirección de cámara donde solo vemos la cara del personaje, puede resultar monótono en algunas situaciones.  

El crear naves, modificarlas o pintarlas es quizá uno de los grandes aciertos de Starfield. Hemos durado horas modificando nuestra nave, haciéndola “viable” para la exploración espacial mientras la llenábamos de contenedores de carga de todo tipo, para que fuese nuestro camión espacial en los distintos puntos de suministros que también creamos y personalizamos en varios planetas. Hay espacio para la creatividad y se aplaude a sus desarrolladores. 

Bethesda sin bugs no es Bethesda

Aunque a nivel jugable no tuvimos grandes problemas y en general la experiencia fue satisfactoria. Se siente que Starfield todavía tiene un largo camino por recorrer en su desarrollo. El cambiar entre la versión de PC y la de Xbox Series X tomaba bastante tiempo mientras se sincronizaba el juego en la nube. A veces el ‘pathfinder’ de los seguidores o de las misiones fallaba llevándonos por rutas equivocadas y en muchas ocasiones algún NPC cargaba mal.

También sucedieron anécdotas insólitas donde en una parte inferior de un planeta el juego cargó al revés y una larga lista de errores que, si bien no dañaron la experiencia, sí la hicieron algo más divertida incidentalmente.

Como anotación final, Latinoamérica ha quedado rezagada en cuanto a doblaje, tampoco los subtítulos y solo está disponible el doblaje para España que en si mismo es deficiente en la sincronización de labios. La recomendación es jugar el juego en idioma inglés donde hay un buen trabajo de sincronización y actuación de voz y usar los subtítulos en español que pese a los modismos, funciona.

Starfield
8/10 Nota
Lo que nos gustó
- Amplio Universo.
- Distintas ciudades y ecosistemas.
- Excelentes misiones secundarias.
- 'New Game Plus' brillantemente aplicado.
- Creación de naves y asentamientos
Lo que no nos gustó
- Campaña principal aburrida.
- No tiene exploración espacial.
- Desconexión entre aspectos clave del juego.
- Pantallas de carga por doquier.
- No hay doblaje ni subtítulos para latinoamérica.
En resumen
Starfield es uno de los juegos mas contradictorios de los últimos años. Por momentos es un título tedioso y desesperante, en otros asombra por su brillantez y extensión masiva. No es un juego de puntos medios y la recompensa para el jugador está en seguir su propio camino y dejarse perder en la galaxia creada por Bethesda. Mientras su dirección de arte cautiva, su banda sonora duerme. Donde sus mecánicas de rol palidecen, sus mecánicas de disparo y físicas brillan. La inmersión no está en la exploración espacial pero sí en la aventura espacial.

Reseña hecha con una copia digital de Starfield para PC / Xbox Series X brindada por Bethesda. Starfield también está disponible en Game Pass y Steam.

1 Comentario

1 Comentario

  1. R

    21 de septiembre del 2023 at 8:47 am

    Por la crítica que hacen, la calificación no debería ser tan alta. ¿En el título hablan de «bostezos», pero al final le dan 8/10? Si bostezos les produjo, por mucho debería ser 6.

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