Annabelle: La Creación – La reseña

Si bien la franquicia de El Conjuro dista de ser el mejor exponente del cine de terror moderno, las películas basadas en algunos de los casos más conocidos de los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren cuentan con un encanto particular. A pesar de lo predecibles que pueden ser en algunos momentos, la recreación de estos eventos —cuya veracidad sigue siendo debatida, cabe aclarar— ha sido fuente de entretenimiento para los fanáticos del género y aquellos que van casualmente al cine. Por supuesto, en el caso de que Warner Bros. Pictures siga ordeñando esta franquicia a más no poder, eventualmente se acabarán las historias relacionadas con los Warren y, en consecuencia, se tendrá que recurrir a la creación de tramas originales. Aunque no lo parezca, esto puede ser bastante complicado.

Además de ser una respuesta directa al éxito comercial de la película original, Annabelle: La Creación es la primera cinta de la serie que prescinde de la participación de los Warren y se inclina por contar su propia historia. Tal como indica su nombre, gira alrededor de los orígenes de la muñeca maldita y de cómo llegó a las manos de la familia Form al principio de Annabelle. Por desgracia, esta precuela prueba ser de principio a fin una compilación de clichés —tanto en materia de narrativa como de ejecución— que no aporta algo de verdadera importancia a la película original ni a la franquicia en general.

La historia de Annabelle: La Creación comienza cuando Samuel y Esther Mullins —interpretados por  Anthony LaPaglia y Miranda Otto, respectivamente— prestan su hogar a la hermana Charlotte (Stephanie Sigman) y un grupo de huérfanas. Sin embargo, esto demostrará ser un terrible error al ofrecerle a la entidad demoniaca que habita la muñeca —creada por Samuel antes de la muerte de su hija, Annabelle, interpretada por Samara Lee— un recipiente por medio del cual poder rondar libremente. Como se puede apreciar, esta premisa no solo resulta estereotípica, sino que ya cuenta con varios inconvenientes que impiden que la precuela sea tan efectiva como las demás entradas de la franquicia El Conjuro.

En primer lugar, aunque trata de justificarse a lo largo de la película, la decisión de Samuel y Esther de recibir a unas huérfanas en una casa habitada por un ente maligno resulta irresponsable. En consecuencia, esto hace que la premisa se sienta especialmente forzada. Por desgracia, este no es el único momento en la trama que exige que la audiencia suspenda su incredulidad. Annabelle: La Creación está plagada de decisiones estúpidas por parte de las huérfanas, sobre todo de Janice (Talitha Bateman), al ser la particular responsable de dar inicio a los eventos que permiten la liberación del demonio que posee la muñeca. Como si no fuera suficiente, esto es complementado por situaciones ilógicas que terminan rompiendo la inmersión. Son múltiples las ocasiones en la película cuando alguna de las chicas grita a los cuatro vientos dentro de la casa o a pocos metros de sus compañeras sin que alguien se de cuenta y vaya a su rescate. Este es uno de múltiples elementos que se deshacen del suspenso.

¿Cuáles son los demás inconvenientes? Uno de estos es que los miembros del elenco de Annabelle: La Creación se intercalan entre interpretar estereotipos y ser dispositivos de la trama. Esto resulta especialmente obvio con cuatro de las huérfanas, que solo sirven como las bravuconas ocasionales de la historia. Aunque la película trata de desarrollar a sus personajes y crear una conexión emocional con la audiencia por medio de la relación entre Janice y Linda (Lulu Wilson), falla miserablemente por el poco tiempo que se le dedica. En vez de crear personajes con los que se pueda simpatizar, la cinta prefiere sobresaturarse de jumpscares que eventualmente terminan volviéndose predecibles. Y es precisamente esto último otro de los elementos que contribuye a la destrucción del suspenso: la incapacidad de mantener una atmósfera opresiva sin la necesidad de darle un susto a la audiencia.

Si bien la ejecución de los jumpscares no es terrible, se vuelve tan repetitiva que es posible resumirlos de la siguiente forma: comienza música típica de suspenso, hay un crescendo y ocurre el jumpscare. Esta fórmula evidencia una gran dependencia en lo que es el apartado sonoro, lo cual no es necesariamente malo. No obstante, el problema es que no intentan cosas innovadoras con este. Esto no es redimido por el apartado visual, que no se arriesga a entregar algo verdaderamente siniestro o visceral. Esto resulta decepcionante al tener en cuenta algunos de los sustos más creativos de El Conjuro 2. De hecho, un par de jumpscares en Annabelle: La Creación resultan ridículos por la criatura que tratan de imponer como objeto del miedo.

¿Entonces cuáles son las fortalezas de la película? Por típica y poco terrorífica que pueda ser, Annabelle: La Creación comparte la misma virtud que las demás cintas derivadas de El Conjuro. Esto en que son películas entretenidas de principio a fin, incluso si esta última entrega abusa demasiado de que la audiencia suspenda su incredulidad. En otras cosas, si bien se mencionó que no hay personajes ni relaciones memorables, la cinta está bien actuada. Esto aplica especialmente para las jóvenes actrices que componen el grupo de huérfanas.