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Bob Esponja: un héroe fuera del agua – La reseña

Criaturas marinas y superhéroes no son la mejor combinación, pero Bob Esponja: un héroe fuera del agua está llena de la comedia absurda fiel a la serie.

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Cuando se piensa en Bob Esponja, lo primero que viene a la mente son las situaciones ridículas en las que los personajes de esta serie siempre se ven involucrados, como caracolas mágicas, identidades perdidas, dibujos que cobran vida, Nosferatu haciendo travesuras y… básicamente cualquier cosa, incluso lo que no es posible debajo del mar, como piscinas o fogatas. Nada detiene a la esponja y a sus amigos, ni siquiera la pérdida del orden en Fondo de Bikini, como nos presenta Bob Esponja: un héroe fuera del agua, una película llena del humor clásico de la serie, pero también con algunos problemas para unir todo lo que quiere contar.

Fondo de Bikini, lugar donde vive y trabaja nuestra querida esponja amarilla, es un lugar con un delicado balance social. No lo habíamos notado antes, pero el producto más representativo de la serie, la Cangre Burger, también es la clave para mantener a sus ciudadanos cuerdos y amables; es por esto que, cuando desaparece la fórmula secreta detrás de la famosa hamburguesa, en cuestión de segundos pasamos de ver coloridos peces a enfrentarnos con una sociedad de guerreros postapocalípticos. Este es el motivo por el que Bob Esponja, en equipo con Plankton, deberán aventurarse y devolverle el orden al lugar donde viven.

Pero no se engañen, la película no es para nada profunda. Don Cangrejo tiene un sospechoso traje de cuero, el cerebro de Bob Esponja está hecho de mucha azúcar, Patricio es tan idiota como siempre, Calamardo está lleno de indiferencia y Arenita se vuelve loca. Es lo usual, pero lleva a una de las partes que más disfruté de la película y es como poco a poco todo se va desquiciando cada vez más. Esta locura se da porque lo que sucede en esta película no puede ser llamado estrictamente una historia, pues en algunos momentos va más allá de lo normal en la serie, que por sí mismo ya es bastante surreal, y nos muestra todo tipo de disparates. Bob Esponja: un héroe fuera del agua rompe constantemente la realidad, va de un lugar a otro, y aunque mantiene la atención y las risas constantes, en algunos momentos se siente inconexa.

Sí, va de un lugar a otro constantemente. En un punto de la película, Bob Esponja y Plankton se ven enfrentados al viaje en el tiempo, pasando de Fondo de Bikini al pasado, el futuro y los confines del universo a través de secuencias bastante alocadas con una canción playera de fondo que simplemente aumenta el efecto sicodélico. Lo mejor es que durante estos minutos la película hace uso de otros estilos en el dibujo y animación de los personajes, algo que mantienen por el resto de la cinta; no les voy a mentir, me encantó ese despliegue de color, efectos y estilos, pero es algo que fácilmente puede confundir al público.

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Uno de estos estilos es con el que se promociona a la película, animado en impecable 3D. Bob Esponja y sus amigos deberán enfrentarse al pirata Barba Burger (Antonio Banderas) y para lograr derrotarlo deberán usar un libro capaz de alterar la realidad; ¿cómo la alteran para su beneficio? Sencillo, pidiendo superpoderes basados en lo que más aman en la vida. Bob Esponja puede disparar burbujas, Patricio hace telequinesis con helados, Calamardo destroza a sus enemigos con un clarinete desafinado, Don Cangrejo es una versión crustácea de Iron Man y Arenita… es una ardilla.

La adición de superhéroes al mundo de Bob Esponja (sin contar a Sirenoman y Chico Percebe) es un evidente intento de atraer a las audiencias más jóvenes, un hecho que no es en vano, pues el show de televisión lleva más de 10 años al aire y ya no cuenta con la misma popularidad de antes. Es un esfuerzo respetable, pero en Bob Esponja: un héroe fuera del agua no está bien enfocado, los personajes no son presentados correctamente, somo sí sucedió en la primera película, estrenada en 2004. Vemos a Bob Esponja y entendemos que es un ingenuo cocinero y no es difícil aprender que «brillante» no es un adjetivo propio de Patricio Estrella, pero los demás se quedan sin un trasfondo; no sabemos del gusto musical (y por la danza interpretativa) de Calamardo sino hasta que se convierte en superhéroe y la vida de Arenita dentro del domo en el fondo del mar aparece como si tuviera que ser lo más familiar para los recién llegados a esta franquicia. La intención de conseguir nuevo público contrasta tanto con el trabajo por complacer a los fans más aguerridos que la película se transforma en una guerra de intereses y pierde calidad.

Aunque Nickelodeon quiere que pensemos que esta es una historia de superhéroes, en realidad se aleja bastante de esto, y el segmento en el que la esponja y sus amigos obtienen poderes es el más flojo de la película. La narración se centra en una batalla aburrida para que los personajes hagan uso de sus habilidades y todo el conjunto solo aporta unas cuantas risas. Nada comparado a todo lo que ocurre antes, cuando Bob viaja en el tiempo o al intentar enseñarle a Plankton sobre «trabajo en equipo». Este viaje temporal nos deja con algunos chistes que vale la pena recordar, como el delfín que protege al universo y además rapea, el Calamardosaurio Rex o las gaviotas cantantes cuya única función es fastidiar a Barba Burger.

Bob Esponja: Un héroe fuera del agua es una película fiel al espíritu de la serie y con esto me refiero a que pueden esperar cualquier cosa, lo más absurdo que logren pensar, y probablemente lo encontrarán representado por la esponja y sus coloridos compañeros. Aunque seguramente se van a divertir con esta historia, lo que ocurre en la pantalla llega a ser tan variado y tal vez incoherente que una vez salgan de la sala de cine no estarán muy seguros de lo que acaban de ver.

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