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The Mandalorian nos muestra el lado más ‘western’ de Star Wars

El primer episodio de esta esperada serie nos recuerda bastante a las viejas películas y series de vaqueros.

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Star Wars es una mezcolanza de géneros. Cuando George Lucas comenzó a idear su universo, recibió influencias de películas japonesas de samurái, seriales cinematográficos, Flash Gordon y las películas de vaqueros que estuvieron tan de moda entre los años treinta y setenta.

Los arquetipos del ‘western’ han sido una parte importante de las aventuras que ocurrieron hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana. Han Solo, Mos Eisley, Lando Calrissian, Vandor-1 y Boba Fett son personajes y lugares que no existirían si el género del revólver y el caballo no hubiera llegado antes. Sin embargo, esa influencia nunca había sido tan clara como en The Mandalorian, la serie que LucasFilms recientemente estrenó en Disney+.

En la primera escena del primer episodio vemos a nuestro antihéroe llegar a una cantina llena de villanos, vistiendo su capa como si fuera el poncho de ‘el hombre sin nombre’ de El Bueno, El Malo y El Feo. El inevitable tiroteo que se desencadena poco después bien podría pertenecer a un ‘spaghetti western’. Más adelante vemos un momento sacado de La pandilla salvaje.

Esto permea todos los elementos de la serie. Las poblaciones son pueblos de la frontera, la música deja de lado el estilo de John Williams para acercarse más al de Ennio Morricone y el trabajo de cazarrecompensas es… el trabajo de cazarrecompensas. Hay cosas que no cambian.

Sin embargo, The Mandalorian es puro Star Wars. La franquicia es reconocible en el diseño de su mundo y en elementos más técnicos, tales como las icónicas transiciones entre escenas.

Esta historia comienza años después de la caída del Imperio en El Retorno del Jedi. La galaxia está en desorden, sin un gobierno fuerte, pero tratando de recuperarse del desastre que dejó el yugo tiránico de Palpatine. Aparte de un par de libros y cómics, este es un escenario que no ha sido bien explorado en el ‘nuevo’ Star Wars. Da gusto ver que una producción de tan alto perfil esté dispuesta a llenar los vacíos entre los episodios VI y VII.

Los fanáticos van a sonreír al escuchar nombres conocidos y reconocer criaturas familiares, pero una buena historia no se hace solo de referencias. Afortunadamente, The Mandalorian comienza con un planteamiento que, aunque no es muy original, sí resulta bastante sólido.

La situación en la galaxia parece tan grave que ni siquiera el sindicato de cazarrecompensas está ofreciendo buenos trabajos. Buscando un botín que valga la pena, el protagonista acepta un encargo de un cliente misterioso con claros vínculos con el desaparecido Imperio. 

Aquellos que no se han adentrado en el universo expandido de Star Wars solo conocen a los mandalorianos gracias a Boba Fett y su padre, Jango Fett. A pesar de compartir con ellos la profesión y el estilo de armadura, el mandaloriano de esta serie es muy diferente. Es muy hábil, pero no es uno de esos personajes fríos y calculadores a los que todo les sale bien.

El legado de la cultura mandaloriana pesa sobre sus hombros. Otros personajes parecen creer que es capaz de salir triunfante de cualquier situación, pero vemos que no es así y él lo resiente. Tampoco es un solitario al que le moleste aliarse con otros y tiene un sentido del humor, el cual resulta efectivo gracias a la voz y manerismos de Pedro Pascal. Vemos atisbos de un pasado trágico y los rituales de su cultura, que parecen ser bastante importantes para él. A pesar de demostrar no ser un asesino sin corazón, no le importó acabar con un aliado para salvar una vida. ¿O era para salvar una recompensa? Esa ambigüedad es parte de su gracia.

Los personajes secundarios tampoco decepcionan. IG-11, un droide cazarrecompensas con la voz del director Taika Waititi, hace reír bastante con su insistencia en intentar autodestruirse cuando las cosas se desvían solo un poco del plan. Por su parte, el legendario Werner Herzog encarna al misterioso ‘cliente’ imperial con una presencia seria y amenazante. Incluso los personajes terciarios, como el objetivo capturado por el protagonista al comienzo del episodio, están llenos de gracia y personalidad. Tristemente, vimos muy poco de Carl Weathers como Greef Carga y Cara Dune, el personaje de Gina Carano, aún no ha hecho su debut.

A pesar de no ser pensada para la pantalla grande, The Mandalorian no decepciona en sus aspectos técnicos. Los escenarios y accesorios parecen sacados de la trilogía original y los efectos visuales son excelentes. Inicialmente, no parece tener el alcance épico de los filmes. No vamos a ver grandes batallas entre ejércitos, pero la serie no necesita llegar a esos niveles.

El primer episodio de The Mandalorian fue un gran comienzo para esta serie y sin duda va a dejar satisfechos tanto a los fanáticos ‘hardcore’ de Star Wars como a los simples curiosos. Su acercamiento al ‘western’ es un verdadero acierto estilístico. A pesar de alejarse de las historias de los Jedi y La Fuerza, se siente como una parte fundamental de este universo.

Este primer episodio nos dejó antojados de más. No podemos esperar para ver con qué nos sorprenderán en los siguientes capítulos.

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