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Indie on Focus – Vagante (Nintendo Switch)

Se trata de un ‘roguelite’ en el que es muy difícil avanzar.

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Vagante indie on focus

El género de juegos ‘roguelike‘ y ‘roguelite’ continúa siendo muy apreciado por un buen grupo de personas que disfrutan de la adrenalina de contar con mecánicas de muerte permanente y otros elementos como la generación procedimental de mapas. Quien gusta de este género sabe cómo lidiar con la frustración, un elemento muy presente en un título como Vagante, juego de Nuke Nine y Blitworks estrenado originalmente en 2014 y que analizamos en este Indie on Focus para su versión de Nintendo Switch lanzada en este año.

La premisa de Vagante es muy sencilla. Se trata de un título en el que como aventurero llegas en una carreta frente a una cueva que te llevará a una mazmorra. En ese momento debes elegir una de las tres clases: ‘Knight’ (caballero), ‘Rogue’ (pícaro) o ‘Mage’ (mago). Como dicta la lógica, el primero es útil para pelear cuerpo a cuerpo con armas pesadas; el segundo usa el sigilo y las acrobacias para golpear con dagas y flechas; y el último depende de lanzar hechizos para hacer daño.

Una vez eliges tu clase, puedes iniciar un tutorial bastante básico que te enseña por encima cómo funciona el juego. Si bien te enseña cómo andar por sus mazmorras y los elementos básicos del combate, la mayoría de las mecánicas importantes las terminas aprendiendo a las malas después de muchos estrellones. Este espacio parece un juego distinto, pues es demasiado seguro a comparación de lo que se encuentra en las mazmorras. Por ejemplo, las fogatas recuperan por completo tu vida, algo que no ocurre después.

Cuando entras a las mazmorras, te encuentras con una serie de cavernas oscuras que dan todo el tiempo una sensación de inseguridad. Te encuentras con los primeros monstruos que son básicamente babosas y murciélagos que mueren muy fácil, aunque no te conviene dejarte pegar por ellos porque cada punto de vida cuenta.

No obstante, de un momento a otro empiezan a correr hacia ti goblins sedientos de sangre. Estos te empiezan a exigir toda tu atención porque abusan de la mecánica de saltar y lanzar un espadazo certero que te puede doler bastante. Desde este momento debes saber golpear y retirarte, o de lo contrario ya tendrás mitad de vida. Hay que decirlo: asestar un golpe sin ser golpeado es una tarea muy difícil.

Después llegas con el jefe del nivel, el cual puedes saltar, pero no podrás subir de nivel ni mejorar tus estadísticas, por lo que te ves obligado a enfrentarlo. No es sencillo, pues con dos segundos que te dejes golpear libremente por él ya estás muerto. Con esto, tienes que volver a iniciar desde cero.

Si logras derrotarlo así sea con poca vida, te dará una llave para abrir un cofre y podrás pasar al siguiente nivel, no sin antes sentarte frente a la fogata que te restaurará 20 puntos de vida. Son 20 puntos de vida de los 80 que acabas de perder sin otra forma posible de curarte, pues las pociones de curación son prácticamente inexistentes.

Por lo tanto, pasar al siguiente nivel es una muerte casi segura si no hiciste el anterior con el menor daño recibido posible. Por eso, te ves obligado a intentar una y otra vez para perfeccionar tu técnica y salir mejor librado de cada batalla para ver si puedes sobrevivir más tiempo. Lograr esto es satisfactorio, pero esta sensación se reemplaza por frustración muy rápido.

Vagante

¿Y cómo resulta ser tan frustrante? Hay dos elementos que contribuyen bastante a esto. El primero de ellos es un sistema de botín netamente basado en la suerte. Hay (reducidas) veces que puedes abrir un cofre y obtener un arma excelente o una buena pieza de armadura, pero en muchas ocasiones puedes encontrar objetos que te pueden perjudicar mucho. Más de una vez terminé envenenado (permanentemente hasta llegar a un punto de vida) y debilitado por tratar de utilizar las pociones o partes de equipo que había en un cofre. Claro, tienes que probar suerte porque la mayoría de objetos no están identificados cuando vas a usarlos. De vez en cuando obtienes pergaminos de identificación, pero cuando esto pasa, es muy probable que no te haya caído equipo.

La suerte en Vagante también está muy relacionada a cómo se generan los mapas. Hubo más de una vez que caminé dos pasos y ya había encontrado al jefe del nivel sin posibilidad alguna de escapar a algún lado. También podía abrir varios cofres y llegar de todas formas en ceros a pelear porque nada servía.

Una parte muy molesta del juego es la forma en cómo incluyeron trampas. El hecho de querer probar la atención del jugador sobre su entorno es válida, pero la experiencia resulta muy estropeada cuando estás caminando después de derrotar tres jefes de forma impecable y te cae una piedra que te causa 999 de daño y te manda de nuevo al inicio. Hay algunas trampas que están bien como las ballestas automáticas de las paredes o algunas plantas carnívoras que te quitan solo un porcentaje de la vida. Sin embargo, hay otras que directamente te matan como es el caso de la piedra, elemento que no puedes ver casi por la misma oscuridad del mapa. Con los pinchos no debería haber problema, pues resultan ser muy evidentes.

Vagante

Vagante se podría disfrutar mucho si se tiene la paciencia suficiente para llegar al punto de no equivocarse nunca, pues se ve que al aumentar los niveles los personajes pueden ganar habilidades muy interesantes como bloquear ataques, hacerse invisible o realizar hechizos más poderosos. Sin embargo, morir tan seguido y volver a iniciar por cosas tan mínimas e incluso injustas lo terminan volviendo muy tedioso.

En caso de decidir seguir intentándolo hasta el cansancio, hay que decir que Nintendo Switch es una plataforma excelente para hacerlo. Funciona muy fluido y sirve para jugar una partida rápida en cualquier espacio de tiempo en el que una persona se sienta lo suficientemente valiente para lanzarse de cabeza en estas mazmorras implacables.

No obstante, hay que decir que el multijugador de Vagante (al menos en Switch) es la mayor decepción de todas. La razón es sencilla: no se encuentran partidas. En cualquier momento del día entrar a la lista de salas es un constante sonido de grillos amenizando el espacio. Literalmente no se ve a nadie jugando ni una sola sala presente. Ante esto, uno se ve obligado a jugar exclusivamente con amigos. Esto último es algo que puede ser complicado por el propio nicho no tan amplio de este género.

Hay que decirlo: Vagante no es para todo el mundo. Solo quien está verdaderamente interesado y obstinado en superar un desafío de este calibre puede encontrar diversión en este título y avanzar mucho. En caso contrario, es mejor optar por algo con menor dificultad.


Copia digital de Vagante para Nintendo Switch brindada por BlitWorks.

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