Kao the Kangaroo (Switch) – Reseña

Desde hace meses llevábamos hablando del que sería el regreso de otro de los juegos que tuvieron origen en la gran época de los plataformeros 3D con animales antropomórficos como protagonistas (finales de los 90, inicios de los 2000). Estamos hablando de Kao the Kangaroo, una franquicia que habíamos visto por última vez en acción en 2005 y de la cual tenemos nuevamente la oportunidad de analizar en una reseña enfocada en su versión para Nintendo Switch.

Por lo pronto, podemos decir que el planteamiento del juego es muy divertido y cercano a lo que ya conocemos, pero ciertos errores graves en la parte técnica terminan echando lo que podía haber sido un gran juego por la borda. Vamos por partes:

Otro marsupial sale a la aventura

¿Un marsupial protagonista de un juego de plataformas sale a destruir cajas y darles puñetazos a los enemigos que encuentra en la selva? Para nadie es un secreto que esta descripción podría aplicar a Crash Bandicoot y a Kao the Kangaroo. Este planteamiento estaba claro para los desarrolladores, pues lo que hacen estos es beber directamente de lo que ya hemos visto en otros juegos del género para escoger lo que más les llama la atención. Tampoco es que se trate de ocultar; solo es un hecho.

Esta situación implica dos cosas: por un lado, tenemos una falta de originalidad y de propuestas nuevas; por el otro, todos los elementos que vemos en el título son conocidos, de fácil entendimiento y que, evidentemente, serán del agrado del público.

Teniendo esto en cuenta, iniciamos la historia con un pequeño canguro que siente que debe hacer algo frente a la desaparición de su padre y su hermana. Bajo la guía de su maestro Walt este aprende algunos movimientos y golpes que serán útiles en todo el juego. Repentinamente encuentra los guantes de su padre, los cuales están malditos, tienen poderes ocultos y consciencia propia. Estos serán muy importantes para el desarrollo de habilidades.

La historia se siente más como una excusa para viajar por el mundo y buscar a maestros que entrenen a Kao y lo ayuden a encontrar a su familia. Sin embargo, funciona para crear un hilo conductor y generar algunas conversaciones divertidas con otros personajes.

En cada nivel se nos invitará a recoger diamantes, letras Kao, runas y pergaminos. Solo estos últimos dos parecen tener un propósito (desbloquear relatos de la Kaopedia y desbloquear niveles), pero de resto no se siente una recompensa por conseguirlos así que el jugador eventualmente puede pasarlos por alto. Eso sí, recoger monedas sí es motivador, pues sirven para comprar contenedores de corazón y cosméticos muy llamativos.

Repartiendo puñetazos

Por su parte, la forma en la que lidiamos con los enemigos es principalmente a puñetazos. Estos son redirigidos y hasta funcionan en área, por lo que estaremos seguros mientras golpeemos todo lo que hay a nuestro alrededor. También acumularemos energía que podremos dejar salir en un estallido a nuestro alrededor, pero esta energía se llena muy rápido. En resumen: el combate es lo más fácil de todo el juego y solo habrá otras herramientas adicionales con las que podremos variar un poco, como el reflejo de proyectiles con la cola. Se siente bien poder acabar con 10 enemigos en segundos, pero esto no es retador.

Pelear contra los jefes es más entretenido. Sus combates se sienten más como un ‘puzzle’ en el que tendremos que analizar nuestro entorno para saber cómo derrotarlos. Puede tomar unos buenos intentos, por lo que tener este tipo de variación no está nada mal.

Claramente el combate no es su foco principal. Como buen juego de plataformas, se pierden más vidas cayendo en lugares peligrosos que siendo derrotado por enemigos. Aun así, está bien tener estas secuencias de peleas cada cierto tiempo en los niveles.

Las mecánicas principales de Kao the Kangaroo

Lo que hace realmente interesante a este juego son las habilidades que otorgan los guantes. Estos son capaces de interactuar con cristales que envían a Kao al «Mundo Eterno», un sitio interdimensional que es capaz de activar plataformas y otros objetos de forma temporal. Con esto, más de una vez nos dedicaremos a resolver ‘puzzles’ con esta mecánica.

Aparte de eso, eventualmente aprenderemos que los guantes son capaces de almacenar energía elemental: fuego, hielo y electricidad. Esto nos ayudará a cruzar muchos obstáculos y su uso es lo suficientemente versátil como para ponernos a pensar en soluciones que los empleen sin que sean mecánicas demasiado poderosas. Después de todo, podemos almacenar un número de cargas muy limitado.

Hay suficiente variabilidad para que los niveles no se hagan tediosos ni demasiadas sorpresas como para no entender qué hay que hacer en cada escenario nuevo. Llegar al final de los niveles y completar los objetivos en general es una buena experiencia.

El camino al desastre

Al principio de esta reseña de Kao the Kangaroo para Nintendo Switch mencionamos que había una buena cantidad de errores técnicos que dañaban la experiencia.

Lo más inofensivo que hay son ciertos errores visuales. Por ejemplo, algunas veces hay jarrones o elementos que se supone que se rompieron pero solo se ven intactos en el suelo.

Sin embargo, hay cosas más serias. Por ejemplo, cada vez que hay muchos elementos en pantalla hay un bajón significativo de cuadros por segundo. Esto se evidencia cada vez que se abre un cofre y de él salen 50 monedas individuales, pues el juego se resiente por unos segundos. También pasa en ciertas peleas con muchos enemigos, así que la fluidez se ve claramente afectada más de una vez.

Hubo un momento en el que un nivel tipo «Indiana Jones siendo perseguido por una roca gigante» aumentó repentinamente toda la dificultad vista hasta ahora en el juego. La gran cantidad de obstáculos y la gran velocidad de «la roca» o barril gigante provocaron muchas muertes que se transformaron en continuos reinicios del nivel.

A medida que pasaba el tiempo en el mismo nivel, el desempeño del juego parecía empeorar. Después de un rato, la imagen se había pixeleado mucho y la música había reducido de forma extrema su calidad. Inclusive, el personaje a veces perdía más de un corazón sin razón aparente.

Al ver un desempeño tan preocupantemente pobre, se optó por reiniciar la consola. La sorpresa apareció cuando el juego regresó inmediatamente a uno de los primeros niveles y produjo la pérdida del progreso realizado en las últimas horas. No hay guardado manual, por lo que fue un error (muy grande) del programa.

Ver este tipo de detalles arruina casi por completo la buena experiencia que se tenía hasta ahora con el juego. El estado en el que funciona el título para la consola de Nintendo deja mucho que desear. Es posible que esto no se vea en versiones para otras consolas, pero resulta decepcionante lo que ocurrió en la prueba hecha con la Switch.

Reseña hecha con una copia digital de Kao the Kangaroo para Nintendo Switch brindada por Tate Multimedia.