Saw X: El juego del miedo – Reseña

Esta es la tercera vez que Hollywood trata de revivir la saga de El juego del miedo. Su primer intento fue en 2017 con la decepcionante Jigsaw: el juego continúa y luego con la terrible Espiral en 2021. En esta reseña vamos a descubrir si los juegos macabros de Saw X son el verdadero regreso del asesino del rompecabezas o si lo ponen a dormir de una vez por todas.

En este intento de revivir la serie no solo trajeron de regreso a Tobin Bell, que estuvo ausente en la anterior entrega, sino también al director Kevin Greutert, que ya se había encargado de las más exitosas películas de la saga. Su objetivo es claro: reunir los elementos que hicieron tan llamativas estas películas a comienzos de este siglo.

Los fanáticos de esta serie siempre han dicho que su mayor error fue acabar con el asesino Jigsaw en la tercera película. Aunque las siguientes lo tuvieron de regreso mediante ‘flashbacks’, no era lo mismo. Saw X corrige ese “error” no siendo una secuela, sino una precuela de la mayoría de entregas. Esta historia se desarrolla a comienzos de la década del 2000, entre la primera y segunda películas, cuando John Kramer todavía estaba vivo.

Si recuerdan cómo eran estas películas, saben que Jigsaw sufría cáncer cerebral. Poco después de que le confirmaran que era terminal, tuvo una última esperanza de vida participando en un procedimiento experimental. Pero las cosas no eran tan bonitas como parecían y los involucrados terminan convertidos en parte de los juegos de tortura.

Incluso cuando el personaje estaba vivo, John Kramer era un figura esquiva y misteriosa. Esta película no solo lo pone en el centro de la acción, sino que es su protagonista absoluto. Eso plantea un problema porque, a pesar de su carisma y monólogos seudofilosóficos, sigue siendo un asesino psicópata. Para que se sienta como “el héroe de la historia”, la película tiene que hacer a su villana tan inmoral e irredimible que se vuelve caricaturesca.

El otro problema con esta idea es que, por supuesto, los actores que interpretan a John y Amanda —Tobin Bell y Shawnee Smith— están 20 años más viejos de lo que deberían. Es aquí que la película pide nuestra colaboración “ignorando” este problema. Lo hacemos con gusto porque la opción era hacerlos lucir más jóvenes mediante filtros y CGI que en una película de tan bajo presupuesto como esta no iban a lucir nada bien.

De todas maneras, lo importante en estas películas no suele ser la historia. Esta no es más que una excusa para poner a los personajes en trampas de violencia brutal y soltar un giro en la trama al final. En ese sentido nos quedamos con un sabor agridulce. Hay muy pocas trampas, solo la mitad de ellas son interesantes y el giro es tan predecible como simple.

Por alguna razón decidieron enfocarse más en la trama que en las trampas. Aunque apreciamos el intento de dar más importancia a la narrativa, en esta reseña no creemos que el guión de Saw X fuera lo suficientemente fuerte como para ser la base de la película. Hay demasiados elementos forzados y difíciles de creer —incluso para los estándares de esta saga— que no terminan de encajar. Las cosas se ponen interesantes en el último tercio, cuando la trampa parece salirse del control de Jigsaw, pero no es suficiente para destacar.

El problema es que hay demasiados diálogos repetitivos, se demora mucho en secuencias que no van a ninguna parte o en llegar a puntos claves del desarrollo. Por ejemplo, la primera media hora de la película es sobre el falso procedimiento con el que engañan a John. No solo los tráileres de la película nos revelan que es un engaño, sino que es demasiado fácil adivinarlo. Resulta increíble que nuestro astuto asesino cayera en esa trampa y se demora demasiado en descubrirlo todo. Es muy aburrido.

Cuando por fin comienzan las trampas, hay demasiado espacio “muerto” entre ellas que rellenan con información poco importante o que ya conocíamos. Este mal ritmo es el principal defecto de la película.

La principal razón por la que vamos a ver Saw X es porque queremos presenciar violentas escenas con torturas ficticias. ¿Son las trampas capaces de redimir esta película? Más o menos. Hay unas que son absolutamente brutales y encajarían muy bien en el resto de la saga. Puede que la idea de algunas de ellas no sea precisamente original —¿cortarse una pierna otra vez? ¿En serio?— pero tienen algún giro o detalle visual que las hace valer la pena. Pero hay otras que son demasiado ridículas. El aparato de succión de ojos que protagoniza el material promocional del filme es decepcionante, hay una con una máquina de radiación tan simple que es aburrida y la trampa final no tiene sentido alguno.

Visualmente sí va a gustar a los fanáticos veteranos de El juego del miedo. Media película se desarrolla en una fábrica abandonada que recuerda mucho a la estética industrial de las primeras Saw, la fotografía usa una coloración exagerada y el contraste está aumentado al máximo.

Antes de terminar esta reseña tenemos que decir que hicieron un buen trabajo con el doblaje al español latino de Saw X, pero aún así les recomendamos ver la versión en su idioma original. El actor de voz Jesse Conde —a quien hemos oído como el Emperador Palpatine en las películas de Star Wars— se esfuerza mucho en su papel de Jigsaw, pero no logra igualar el poder que tiene la voz profunda de Tobin Bell.

Si son fanáticos de esta saga, vale la pena ir al cine para enfrentar nuevas, violentas y absurdas escenas de tortura en elaboradas trampas, pero esta décima entrega no tiene el mismo impacto que las mejores películas de esta serie. Tiene demasiados problemas con su narrativa y algunas de sus trampas son aburridas. Además, el tema del abuso de las empresas de salud en Estados Unidos ya había sido mucho mejor tratado en Saw VI.

En general, no podemos decir que Saw X sea una buena película, pero definitivamente tiene un público que la va a disfrutar mucho. Ustedes saben si son parte de él o no.

¡Ah! ¡Antes de que lo olvidemos! Tiene una escena de mitad de créditos.