Biomotor Unitron – Reseña

Después de relanzar NeoGeo Pocket Color Selection Vol. 1 y SNK vs. Capcom: Card Fighters’ Clash, SNK sigue dispuesto a hacer de Nintendo Switch la sucesora espiritual oficial de la portátil Neo Geo Pocket/Color. La reciente adaptación es Biomotor Unitron, otro título que en plena época de fiebre Pokémon intentó acercarse al coleccionismo, entrenamiento y combate, pero con robots.

Por la misma línea de lo hecho por Robopon y Medabots.

Desarrollado por Yumekobo y distribuido por SNK en su momento, Biomotor Unitron fue originalmente lanzado a mediados de 1999 para Neo Geo Pocket Color. Este RPG incluye mecánicas de ‘dungeon crawler’ con calabozos un tanto aleatorios. Los jugadores controlan robots piloteables llamados ‘Unitron’ (omitiremos la tilde que iría en español, dejando el nombre original). A estos los pueden modificar con diversas partes, mejorar con herramientas y materiales, su característica más llamativa.

En el mundo de Tridiss, aquellos que controlan Unitron son inequívocamente llamados ‘Maestros Unitron’, cuyas máquinas se alimentan de la energía de un meteoro que cayó en el planeta tiempo atrás. En la ciudad de Rhafiace, los Maestros Unitron se reúnen a pelear en la arena de batalla por el título de «Maestro de Maestros» . Todo muy clásico de finales de los noventa. Comenzamos con un Unitron cuya afinidad principal es de fuego.

Curiosamente, la interfaz en el hub del juego por menús recuerda a Monster Rancher de Tecmo, así que resulta familiar para el género coleccionista. Afuera de Rhafiace encontramos inicialmente cuatro calabozos donde el punto de vista es cenital. Cada uno cuenta con siete pisos y una afinidad elemental por contrarrestar (viento, tierra, madera, agua). En dichos calabozos podemos recolectar recursos para desarrollar partes de Unitron. Algunos de estos también se pueden comprar en la tienda.

Entre las partes a ensamblar en los Unitron encontramos núcleos, respaldos, piernas y brazos, cuyos cambios se reflejan directamente en las batallas por turnos. Como parte de su arsenal, los Unitron son capaces de manipular cuchillas, látigos, pistolas, magia o rayos de energía, entre otros. Son integrales máquinas de combate. Inevitablemente, la recolección de herramientas y materiales, venciendo enemigos y abriendo cofres, lleva a una simple y llana monotonía.

La insinuada aleatoriedad de los calabozos –son múltiples preprogramados– es difícil de distinguir cuando estos son pseudolaberintos de abstracta simpleza. Con algunos cofres repartidos para desviar el camino. Lo bueno es que cada calabozo se especializa en un tipo elemental que los jugadores pueden combatir ensamblando partes con ventajas. Como brazos de fuego en el bosque de monstruos con afinidad madera.

Como buen RPG clásico, estos encuentros aleatorios se tornan agotadores después de un rato y no hay beneficios modernos que ayuden. Con cada piso la dificultad de los enemigos se incrementa antinaturalmente. Code Mystics utiliza exactamente el mismo sistema de emulación, con algunas carcasas de Neo Geo Pocket Color para escoger como marcos y extrañas ausencias de diseños.

Tal como es tradición, el manual escaneado también se incluye y junto al tutorial textual del juego, es vital para conocer las abreviaciones de palabras que usa Biomotor Unitron, debido al tamaño de la pantalla. La opción de rebobinar continúa presente y nada que la corrigen. A diferencia de la misma función en Nintendo Switch Online para NES / SNES, rebobinar no retrocede mucho tiempo en los juegos de Neo Geo Pocket para Switch.

Para este tipo de RPG lo mejor sería contar con una opción de acelerar la velocidad del juego o guardar estados. Así como otros relanzamientos de títulos clásicos han hecho. Esto ayudaría a relajar el ‘grindeo’ que los jugadores del milenio pasado teníamos que soportar de forma natural y que no ha cambiado. El único punto positivo es que los esfuerzos dan resultado a la hora de reensamblar el Unitron.

No es extraño ver a nuestro luchador Unitron con unas mezclas realmente interesantes. Tomando en cuenta que las criaturas enemigas son una especie de monstruos mitológicos u otras rarezas, su inclusión se complementa con el concepto quimera que proponen los Unitron. Brazos de cuchilla, sierra o esqueleto; cuerpo o patas de reptil; ruedas de tanque y muchas más opciones… ensamblar recursos es la parte más entretenida de Biomotor Unitron.

Para equipar y desarrollar partes lo hacemos en la ciudad, lo mismo para guardar partida (única forma), hablar con personas que ayudan a mejorar las estadísticas del Unitron, comprar y vender objetos, así como pelear en la arena por dinero, premios y mejor rango. Aparte de la energía o salud de cada Unitron, el medidor de EP para ejecutar ataques hace las veces de «puntos de magia» en cualquier otro RPG, regenerándose con cada batalla.

Al final del día es un RPG de mecánicas simples que, como el primer SaGa de Game Boy, puede ser difícil de contemplar en estos tiempos en su estado básico. No dudamos que una modernizada entrega le haría un considerable beneficio, algo que SNK debería tomar en cuenta. Algunas opciones de calidad de vida en el emulador hubieran ayudado a este relanzamiento, pero suponemos que no podemos esperar más en dicho apartado.

Biomotor Unitron es un roce de nostalgia que entretetiene como un pequeño laboratorio de máquinas de combate, aunque sin mayor profundidad exploratoria que expida variedad.

Reseña hecha con una copia digital de Biomotor Unitron para Nintendo Switch brindada por SNK.