Estoy seguro que muchos otros críticos van a comparar este juego con Sekiro: Shadows Die Twice y Ghost of Tsushima, pero yo no voy a hacer eso. No solo porque pienso que a veces dependemos demasiado de las comparaciones al hablar de videojuegos, sino porque no he jugado esos títulos. En esta reseña voy a criticar a Rise of the Ronin, traducido en Latinoamérica como La ascensión del Ronin, por sus propios méritos sin importar lo que otros desarrolladores hayan hecho antes.
Este es un título exclusivo para PS5. Fue desarrollado por Team Ninja y Koei Tecmo, responsables de los juegos de Nioh, y publicado por PlayStation Studios. Se trata de un título de mundo abierto desarrollado durante la era Bakumatsu de Japón en el que nuestro o nuestra protagonista jugará un rol muy importante en eventos históricos reales.
Hace apenas un párrafo dije que iba a evitar las comparaciones y ya estoy haciendo esfuerzos para no igualar su aproximación a eventos y personajes históricos con lo que hace Assassin’s Creed. Los aficionados a la historia del lejano oriente van a deleitarse con la presencia de nombres tan importantes como Shoin Yoshida, Naosuke Li, Ryoma Sakamoto, Taka Murayama, el comodoro Matthew Perry y el cónsul estadounidense Townsend Harris, entre muchos otros. Lo interesante es que el destino de algunos de ellos en el juego no necesariamente será el mismo que en la realidad.
Cambiando el destino de Japón
Aunque la diferentes rutas de su historia pueden parecer llamativas, a mi me resultaron algo decepcionantes. Pueden llevar a diferentes conclusiones, pero el desarrollo de juego no cambia mucho y tenemos que realizar las mismas misiones en los mismos escenarios. Las diferencias están en los diálogos y escenas de video. Podemos perdonar la vida de cierto personaje, pero inmediatamente vemos que es asesinado por otro personaje en una secuencia de video. La historia no cambia mucho por eso.
Los cambios dependen principalmente de la facción que decidamos apoyar: los expulsionistas antishogunato, que quieren sacar a los extranjeros de Japón, o el movimiento proshogunato, que está haciendo negocios con Estados Unidos e Inglaterra. Aunque parece que el juego quiere mostrar el lado oscuro de ambos lados del conflicto, revelando las masacres cometidas por unos y la represión de los otros, es claro que demuestra preferencia por la ideología antishogunato. Ignorar su lado ultranacionalista a la vez que muestra al controversial pensador Shoin Yoshida en una luz positiva. Eso causó un pequeño escándalo que llevó a que el juego no fuera lanzado en Corea del sur.

Es excelente que los videojuegos exploren temas históricos complejos y difíciles. Tristemente, creo que Rise of the Ronin (La ascensión del Ronin) no supo cómo hacerlo bien. Presenta una imagen incompleta de este periodo de transición entre la era Tokugawa y la restauración Meiji. Eso puede dejar a los jugadores con ideas incorrectas de lo que en realidad sucedió.
De acuerdo a las palabras de su director y su productor cuando los entrevistamos, este juego “no pretende ser más que entretenimiento”. Aún si consideramos que es así, resulta una oportunidad perdida para hablar sobre la polarización de esa época, la cual refleja la división política que se vive hoy en día.
Por si fuera poco, el personaje protagonista carece de personalidad alguna. No importa la apariencia que le demos ni como lo vistamos, es supremamente aburrido.
Tiempos violentos
A pesar de sus inexactitudes históricas y confusas intenciones temáticas, Rise of the Ronin (La ascensión del Ronin) muestra una bellísima recreación del Japón del siglo XIX. Los atuendos de los personajes, estilos arquitectónicos, paisajes y detalles de la cultura nipona están creados con amor y es algo que se nota mucho.

Más adelante hablaremos de los pormenores técnicos y de calidad gráfica de este juego. Por ahora quiero alabar su dirección visual. Llamar un caballo y dedicarse a recorrer los prados, montañas y pueblos de este título puede ser bastante relajante.
Lo que definitivamente no es relajante es su sistema de combate. Los enfrentamientos tienen un fuerte enfoque en los combos y en los ‘parries’, llamados ‘Contradestellos’. El objetivo es atacar, bloquear y contrarrestar ataques para acabar con el ‘ki’ del rival y dejarlo abierto a un ataque dañino. Es posible simplemente esperar a que bajen la guardia para atacar directamente sus puntos de vida, pero eso hace que las peleas se alarguen demasiado. Rise of the Ronin quiere que seamos agresivos.
Contamos con una buena variedad de armas y cada una ofrece múltiples estilos de pelea que aprendemos a lo largo del juego. Ciertas armas y estilos son fuertes o débiles contra determinados enemigos, pero solo podemos equipar dos armas con tres estilos cada una al mismo tiempo. No crean que esto significa que debemos prepararnos para cada combate porque en cualquier momento podemos pausar y cambiar nuestro ‘build’. Los resultados de los enfrentamientos son brutales. Los brazos y cabezas de los enemigos salen volando acompañados de una lluvia de sangre.

Los contradestellos requieren una gran precisión y si nos equivocamos por solo unos cuadros de animación, perdemos casi toda nuestro ki o toda nuestra barra de salud. A pesar de contar con varios niveles de dificultad, es un juego implacable que nos pide reflejos perfectos o aprender el ritmo de los combos de cada estilo de combate para poder contrarrestarlos sin errores. Es un sistema de combate difícil e incluso cruel, pero también puede llegar a ser muy satisfactorio. Eso al menos hasta que quedamos arrinconados y por más que movamos la cámara resulta imposible saber qué está haciendo el enemigo y cómo reaccionar.
Todo lo que un samurái necesita
El mundo abierto de Rise of the Ronin (La ascensión del Ronin) no es especialmente grande. En el primer mapa del juego —que cubre a Yokohama y sus alrededores— descubrimos que no hay nada especial o diferente a lo que hacen otros títulos del mismo género. Hay materiales que recoger para forjar herramientas, misiones opcionales que nos piden entregar objetos, recogerlos o eliminar a un enemigos y coleccionables no muy ocultos porque el mismo mapa indica su ubicación. Al comienzo es emocionante explorar y descubrir por nuestra cuenta a los fugitivos —jefes opcionales de mayor dificultad— y aprender nuevos estilos de pelea o recibir armas y equipo al derrotarlos, pero eso pierde su novedad muy pronto.
Hay docenas de fugitivos en el mapa, docenas de sitios a liberar y literalmente centenares de equipamiento a recoger. Hay sombreros o zapatos que nos dan +1% de daño o +0.5% de resistencia al veneno o +2% de defensa si es de noche. Son números que no significan nada hasta muchas horas más adelante, cuando finalmente podemos pensar en ‘builds’ específicos. De hecho, son una molestia porque tenemos que parar continuamente a decidir que objetos vender o desarmar para que el inventario no se vuelva inmanejable.

Pero el mapa de Yokohama es solo la mitad del juego. Eventualmente desbloqueamos el mapa de Edo y, a pesar de los cambios visuales, las actividades siguen siendo prácticamente las mismas. Los nuevos sistemas que llegan solo hacen que La ascensión del Ronin se sienta más saturado, no más variado.
Amigos del este y el oeste
El corazón de este juego es el sistema de vínculos. Este es básicamente un “medidor” para las relaciones que tenemos con otros personajes, zonas de Yokohama, Edo y con las dos facciones. Podemos subir estos niveles completando misiones opcionales, eligiendo las opciones correctas en las conversaciones y dándoles los regalos adecuados. Esto nos recompensará con algunos objetos cosméticos —gestos y títulos— y subiendo el nivel de estos personajes para que sean más útiles cuando nos acompañen en misiones.
Pero no estamos limitados a los personajes con los que tenemos vínculos. También podemos cooperar con otros jugadores en línea y superar juntos las misiones de historia. También hay otros elementos online que no implican jugar directamente con otros. Por ejemplo, podemos enviar nuestro perro al juego de otras personas para que regrese con recompensas, encontrar sus avatares recorriendo el mapa o asistiéndonos al liberar zonas de criminales.

Es un buen sistema que se presta para situaciones divertidas, pero tampoco es especial ni novedoso.
¡Que bonito es Japón!
Aunque me mantengo en mi opinión de que Rise of the Ronin (La ascensión del Ronin) es un juego con una buena dirección de arte, no es el juego con mejores gráficos de PS5. De hecho tiene muchos problemas visuales y de rendimiento.
Al jugar en modo rendimiento, no logra mantener 60 fps (cuadros de animación por segundo) estables. También hay algunas ralentizaciones sobre todo cuando se recorren los mapas abiertos. Eso no es un gran problema, pero tampoco es que tenga una enorme calidad que lo justifique. Visualmente parece que podría correr sin problemas en una PS4 estándar. Las animaciones de combate son increíbles, pero todas las demás lucen aburridas y genéricas.

Rise of the Ronin o La ascensión del Ronin no es un mal juego. Tiene algunas ideas muy buenas, me encantó la representación del Japón del final de la era Tokugawa y los combates pueden resultar intensos y entretenidos. Sin embargo, todos sus elementos son derivativos y carece de originalidad. Se alarga más de lo necesario y no todas sus mecánicas encajan bien con su mundo y temas. Si son fanáticos de la historia japonesa y los más difíciles combates “estilo souls” pueden sacarle bastante provecho. Los demás probablemente se aburran del juego mucho antes de llegar a los créditos finales.
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Reseña hecha con una copia digital de La ascensión del Ronin para PS5 brindada por PlayStation Latinoamérica.
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