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Underworld: Blood Wars – La reseña

Ya está aquí la quinta entrega de Underworld. ¿Estuvo a la altura de las expectativas? ¡Entérate aquí!

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U nderworld es una franquicia cinematográfica que no se ha destacado por su calidad, excepto (aunque muy entre comillas) por su primera cinta estrenada en 2003, la cual dio inicio a toda la historia de Selene (Kate Beckinsale) y su batalla contra los Lycans y Vampiros.

Después de que Len Wiseman (el monstruo tras Duro de Matar 4.0), Patrick Tatopoulos y el dueto Bjorn Stein/Mans Marlind abandonaran la franquicia, se anunció que Anna Foerster haría su debut como directora con esta nueva entrega, trayendo así una perspectiva diferente y un nuevo aire a una saga ya agotada de ideas.

La llegada de Anna Foerster a la franquicia Underworld fue presentada como un gran suceso que podría re-direccionar a la saga a un mejor horizonte, sin embargo, esta quinta entrega no cambia la fórmula que se ha visto con las últimas cuatro cintas y falla en crear un producto mínimamente interesante.

Underworld: Blood Wars continúa la historia de Selene y nos presenta un ‘nuevo’ conflicto en el que debe tomar papel para proteger a su hija. Por un lado, tiene que prevenir que los Lycans la alcancen (incluso si ella no sabe dónde está) y por el otro, debe entrenar a una nueva línea de ‘Ajusticiadores’ para la familia de vampiros que la traicionaron en el pasado.

La trama, aunque sencilla, prometía con establecer un tipo de relaciones que antes no existían, llevando a Selene dejar de lado su batalla solitaria para colaborar con sus enemigos y así enfrentar un mal superior y, en el camino, favorecer sus propios intereses. Desafortunadamente, a la película se le olvida eso con rapidez y prefiere ubicar a la protagonista en el mismo papel de las pasadas ocasiones: un enemigo público para ambas razas.

Uno de los mayores problemas en Underworld: Blood Wars, aparte de quedarse en su zona de confort, es que el conflicto central se favorece de situaciones convenientes para poder avanzar, lo cual lleva a un desarrollo torpe de la trama lleno de situaciones cliché y eventos arbitrarios que están porque sí, los cuales a su vez juegan con el canon de la franquicia.

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Tampoco ayuda que los personajes no tienen personalidad, pero eso no es un problema nuevo en la historia, sin embargo, duele que tras varias entregas no haya un cambio significativo que haga ver una evolución, sea en sus protagonistas o en los papeles secundarios ‘recurrentes’.

Aunque la acción es uno de los puntos fuertes de Underworld: Blood Wars, es también uno de sus mayores problemas. Teóricamente, un enfrentamiento entre vampiros y Lycans debe ser emocionante, pero en esta película, al igual que en las demás, se limitan a ridículos tiroteos en los que solo destacan las armas de fuego. Aun así, hay un par de escenas memorables, las cuales destacan sobre las demás por su toque ‘gore’, aunque no excesivo.

Desafortunadamente, los problemas no parecen acabar para Underworld: Blood Wars porque esta película es también un caos a nivel visual. No solo porque persiste el filtro azulado de las pasadas entregas, el cual nubla la visión y hace que todo sea innecesariamente oscuro y pálido, sino porque hay serios problemas de edición con escenas que se aceleran rápidamente, efectos de slow-motion en momentos donde no debería estar o planos que distraen la atención del espectador (y que tras del hecho, no empatan en conjunto con las demás escenas).

Underworld: Blood Wars

Claro está, no todo es malo y hay ciertos elementos destacables, tal como el vestuario elegante de ciertos vampiros, aunque en general apuntan a la estética cliché darks de los 2000, y las interpretaciones de ciertos actores de gran renombre, tales como Lara Pulver (Irene Adler en Sherlock) y Charles Dance (Tywin Lannister en Game of Thrones).

De cierta forma, se puede decir que el ‘show’ se lo roba Lara Pulver con su interpretación de Semira, a pesar de que es una villana poco memorable. No solo porque la actriz resalta entre los demás personajes de la película, quizás por su aire a dominatriz (Hi Sherlock), sino porque parece ser la única que se tomó en serio su papel dentro de la cinta, lo cual llama la atención porque ni la misma Kate Beckinsale parece estar interesada en volver a ser Selene.

Underworld: Blood Wars no es una buena película y es aburrida de ver. Es una cinta lenta pero que tiene afán por acabar, y se le nota mucho la ansiedad por asegurar una nueva secuela. Aun así, es innegable que esta entrega llamará la atención de los fanáticos de la franquicia. Si no lo son, seguramente no disfrutarán esta película, a menos que la agreguen a su lista de «Placeres Culposos».

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