Las peores adaptaciones de videojuegos a películas

Street Fighter: The Legend of Chun-Li

Por un momento vamos a obviar que Jean-Claude Van Damme fue Guile y Kyle Minogue Cammy en Street Fighter: La Última Batalla y vamos a “contemplar” una película que fue aún peor, incluso a pesar de su decente reparto. Krister Kreuk, Lana Lang en Smallvile, fue la protagonista de Street Fighter: La Leyenda de Chun-Li, una cinta que buscaba contar la historia de uno de los personajes más importantes en la saga de los videojuegos.

Aunque Krinsten Kreuk es una actriz decente, claramente no fue la indicada para llevar a Chun-Li a la pantalla grande; no solo es por su cuerpo, sino por la actitud que no va de acuerdo con uno de los personajes más antiguos de Street Fighter. Esta historia de inicio nos cuenta cómo una joven pianista se convierte en una de las guerreras más importantes de China.

Al contrario que Doom, esta adaptación es mucho más amable con las referencias al material original, por lo que podremos ver personajes muy queridos además de Chun-Li, tal como Nash, Balrog, Mr. Bison y Vega, que fue interpretado por Tabbo, sí, el de Black Eyed Peas. Aun así, esta película es un conjunto de fanservice que rinde tributo a un guion poco elaborado y, por tanto, poco interesante.

Además, tuvo un discurso que pasará a la posteridad como uno de los monólogos más ridículos y a la vez, malignos en la historia de este tipo de producciones, aunque yo no me atrevería decir que del cine.

Max Payne

Max Payne es uno de los títulos clásicos en la industria que, a pesar de su tecnología, ha envejecido muy bien gracias a su dirección de arte, narrativa y atención al detalle. Adicional a esto, es una joya entre los juegos de acción gracias a que es de los primeros en implementar el Bullet Time, una forma de “congelar” el tiempo para ser más preciso en los enfrentamientos con armas de fuego.

A decir verdad, una adaptación de Max Payne no es una mala idea, al menos si está bien realizada y no resulta como la película que salió en el 2008. Protagonizada por Mark Wahlberg y Mila Kunis, esta es una cinta que en principio parece captar la esencia del videojuego ya que se centra en Max y la búsqueda del asesino de su esposa e hija. Así mismo, estéticamente se basa mucho en el material original, pero entonces, ¿qué salió mal?

A pesar de tener los elementos correctos, Max Payne no los supo usar bien; esto se resume en que la trama se desvió hacia un conflicto secundario que accidentalmente sirvió para cumplir el objetivo de Max, además aunque estéticamente fue acertada, fue repetitiva y confusa, por lo que cada escena, especialmente de acción, parecía ser la misma. Finalmente, despojar al protagonista de su “carisma” y reflexiones internas solo lo hizo ver como un personaje con el que difícilmente uno quiere simpatizar, por lo que finalmente conviene más ignorarlo.

En esencia, el gran problema de Max Payne es que fue convertido en una cinta de acción sin algún trasfondo relevante.