El problema de los ‘remakes’ para la preservación de videojuegos

Estamos viviendo en una época de oro para los ‘remakes’ de videojuegos. Tan solo en 2020 hemos podido disfrutar de nuevas versiones de títulos como Resident Evil 3, Final Fantasy VII y Demon’s Souls. Estas no son simples remasterizaciones, sino obras creadas con nuevo arte, que cambian elementos del original y modernizan algunos de sus sistemas de juego. Esta tendencia de ‘volver a hacer’ títulos que ya conocemos resulta especialmente interesante desde el punto de vista de la preservación de videojuegos.

Desde que existe interés en preservar la historia de los videojuegos hay preocupación por los títulos que se quedan “olvidados” debido a que el ‘hardware’ en el que funcionaban originalmente se ha quedado obsoleto. Por ejemplo, ¿cuántos juegos para Commodore 64 podrían desaparecer debido a la dificultad para conseguir una de esas computadoras hoy en día? Existen soluciones como la emulación y los relanzamientos, pero estas no siempre son legales o no hay interés comercial en ellas.

Ya hemos hablado bastante sobre la preservación de videojuegos en GamerFocus. Es un tema que nos preocupa y nos apasiona ver la forma en que diversas iniciativas tratan de mantener vivos los juegos del pasado. Algo por lo que muchos jugadores abogan es el lanzamiento de ‘remakes’. Dicen que es buena idea hacer una nueva versión de un título viejo para “revivirlo” y permitir que las audiencias modernas puedan experimentarlo. Sin embargo, esto tiene muchas consecuencias que pueden terminar perjudicando los intentos de preservación del juego original.

Miremos, por ejemplo, a Final Fantasy VII Remake. Este es un título maravilloso que permite a los ‘veteranos’ del juego original vivir de nuevo aventuras al lado de personajes que aman, pero también los presenta a un nuevo público.

Pero hay un problema. Aunque sea un gran juego,  Final Fantasy VII Remake no es Final Fantasy VII. La trama, aunque sigue básicamente la misma historia, es diferente. Los diálogos no son los mismos, el sistema de combate es completamente nuevo y el mapa de su mundo no se parece al anterior. Tampoco necesitamos mencionar algo obvio como que los gráficos son mejores. Todo esto hace que estos dos juegos, a pesar de su nombre, ofrezcan experiencias radicalmente diferentes. Debido a esto, un ‘remake’ como este no es un buen ejemplo de preservación de videojuegos.

Lo que sí es preservación es que actualmente podemos jugar el Final Fantasy VII original en casi cualquier plataforma moderna. Está disponible para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch, PC y dispositivos iOS/Android. Mediante retrocompatibilidad también podemos jugarlo en PS5 y Xbox Series X|S. Es, en esencia, el mismo juego que vimos en 1997.

Pero no se puede decir lo mismo de Resident Evil 2 y 3. Igual que FFVIIR, estas son versiones muy cambiadas respecto a los originales. Sin embargo, no es tan fácil jugar hoy en día los títulos con el mismo nombre que salieron en 1998 y 1999.

Esto es un problema. Esos Resident Evil clásicos solo se pueden encontrar para consolas retro que no están disponibles para todo el mundo, como Dreamcast, N64, GameCube y PlayStation (PS1, PS3, PSP). Sus versiones para PC tampoco son fácilmente accesibles de forma legal.

Esto ha dificultado la discusión sobre los juegos originales. Ahora, cuando alguien menciona a Resident Evil 2, es probable que se refiera al ‘remake’. La consecuencia de esto es que el primer juego en llevar ese nombre es “reemplazado” por su ‘remake’ en la cultura popular. Esto ya se ha visto en el mundo del cine, en el que películas como La Mosca, La Gran Estafa y Caracortada han hecho que el mundo prácticamente olvide los filmes originales en que estos están basados y que llevan el mismo nombre, lo que pone algo de dificultad en encontrarlos.

De hecho, hay experiencias que se han perdido por completo de este modo, como el Demon’s Souls original para PS3. Los servidores del juego fueron apagados a comienzos de 2018, eliminando elementos como la colaboración en línea y las invasiones. 

Algunos de ustedes se preguntarán: ¿por qué preocuparse por el Demon’s Souls de PS3 si el de PS5 luce mucho mejor? Es cierto, la nueva versión mejoró muchos elementos y es más vistosa, pero por eso mismo resulta ser una experiencia diferente. El juego de 2009 no solo contaba la historia del reino de Boletaria. Sus decisiones de diseño, errores y limitaciones nos hablan de una época específica en la historia del desarrollo de videojuegos. Apreciando su arte y capacidades técnicas podemos comprender las tendencias de la época, capacidades de la tecnología y las influencias que recibió. El ‘remake’ se deshace de ese contexto. No son lo mismo. La experiencia original se perdió.

they ruined much more than that pic.twitter.com/OYOFCXRPBZ

— Smocaine (@Smocaine911) November 13, 2020

Nada de esto significa que estemos en contra de los ‘remakes’. Al contrario, nos encanta disfrutar de nuevo de historias y personajes que fueron significativos en el pasado con gráficos y sensibilidades modernas. Lo que decimos es que estos, simplemente, no pueden reemplazar el acceso a la obra original.

Ni siquiera ‘remakes’ que han sido alabados por su fidelidad con el original se salvan de esto. Como ejemplo tenemos a Shadow of the Colossus. Algunos jugadores, como la crítica Heather Alexandra, alegan que la ‘mejora’ de la iluminación y calidad de las texturas en PS4 hacen que se pierda la ambientación que hizo tan especial a este juego cuando salió para PS2.

No son solo los ‘remakes’ los que han dado pie a un fuerte debate en el mundo de la preservación de videojuegos. Las remasterizaciones también han dado de qué hablar. Algunos puristas creen que el simple hecho de reemplazar las texturas de un juego para que luzcan mejor en alta resolución atenta contra la experiencia de juego original. Otros las defienden diciendo que así es como los creadores pretendían que lucieran en su versión original y que la mejora de la calidad visual de los elementos existentes debe ser uno de los objetivos de los preservacionistas. 

Podemos encontrar un punto medio en títulos como las versiones de aniversario de Halo: Combat Evolved y Halo 2. Estos juegos nos permiten cambiar en cualquier momento entre los gráficos modernos y los originales, dando gusto a los interesados en la preservación de videojuegos y a quienes solo quieren que sus títulos luzcan lo mejor posible.

La fiebre de los ‘remakes’ no va a terminar pronto. Parece que Capcom tiene sus ojos puestos en Resident Evil 4 y los estudios siguen mirando cuáles obras de su catálogo son suficientemente populares para ameritar una nueva versión.

En un mundo ideal, un ‘remake’ vendría empaquetado con la versión original del juego. Mejor aún, todos los estudios pondrían todos sus catálogos de juegos disponibles para todas las nuevas plataformas. Sin embargo, a menos que exista un incentivo económico para que lo hagan, esto no es más que un sueño. No van a hacerlo por amor al arte.