Tomar ‘fotos’ en los videojuegos está de moda. Ya sea porque nos quedemos maravillados por el nivel de detalle en el rostro de un personaje, el hiperrealismo de un paisaje o la rara belleza de un estilizado enemigo, no podemos parar de usar los ‘modos fotografía’ que son cada vez más comunes en los juegos AAA. Pero si lo que queremos es un título en el que esta sea la mecánica principal (y no estamos interesados en fotografiar Pokémon), tenemos que mirar hacia el mundo de los indies. Allí podemos encontrar joyas como Beasts of Maravilla Island, Toem y el que nos ocupa hoy: Umurangi Generation.
A simple vista, el estilo ‘low-poly’ de este juego nos puede sorprender. Es probable que algunos ‘gamers’ pierdan el interés al ver personajes y escenarios que recuerdan las épocas de Nintendo 64, Sega Saturn y el primer PlayStation en lugar de ofrecer la “elevada calidad gráfica” de obras modernas. Otros nos vemos atraídos hacia este título precisamente por ese elemento visual. Sin embargo, la esencia y verdadera fuerza del juego se encuentra más allá de una discusión sobre si sus gráficos nos parecen bonitos o no.
Umurangi Generation es mucho más que un juego de fotografía con un estilo retro. Es una declaración política contra la situación del mundo en que vivimos.
Este no es un juego nuevo. Umurangi Generation fue lanzado originalmente para PC en mayo de 2020, pero finalmente llegó a Nintendo Switch en una ‘edición especial’. Esta incluye sin costo extra el DLC ‘Macro’, que agrega nuevos niveles al juego. No son un simple suplemento, pues resultan imprescindibles para la experiencia.
Al comenzar a jugar nos encontramos en una fiesta de azotea con nuestros amigos (uno de ellos es un pingüino). El listado de objetivos nos pide tomar fotos de ciertos objetos, a veces cumpliendo requisitos como usar un tipo de lente determinado. Eso es lo que define el ‘loop’ de juego. Recorremos cada escenario buscando los objetos, les tomamos fotos y continuamos al siguiente nivel. Podemos editar cada foto que tomamos alterando su contraste, brillo, temperatura, etc. Pero eso no influye en el cumplimiento de la misión.
Simple, ¿no? También podemos cumplir objetivos opcionales —encontrar todos los rollos de película en cada nivel y terminar todas las misiones en menos de 10 minutos, por ejemplo— y obtendremos un nuevo lente o herramienta por ello. En resumen, parece un juego bastante sencillo que podemos terminar en un par de horas.
Pero si miramos un poco más allá, descubriremos que hay algo raro en este mundo. El primer nivel parece no ser más que una relajada fiesta en una terraza, pero tal vez nos preguntemos por qué la ciudad se encuentra amurallada. También vemos ‘aguamalas’ por todas partes. ¿Qué hacen estos animales marinos en una azotea y por qué nos penalizan si uno de ellos aparece en nuestras fotos?
Nos encontramos en Aotearoa (el nombre maorí del país que conocemos como Nueva Zelanda), que se encuentra invadida por una fuerza militar de las Naciones Unidas. A medida que exploramos los niveles descubrimos con sorpresa cuál es la verdadera situación del país y el rol que jugamos en medio de ella. Umurangi Generation es una obra maestra de la narrativa ambiental. Cosas tan simples como el afiche publicitario de una película y el uniforme que viste un joven sentado en medio de la calle nos revelan la historia de un mundo increíble y lleno de detalles.
Hablando de detalles, tienen que escuchar la maravillosa banda sonora de este juego, llena de lo fi chill y vaporwave. Es compuesta por el incomparable Adolf ‘ThorHighHeels’ Nomura.
No vamos a revelar aquí qué es lo que está pasando en el mundo del juego. Vale la pena que lo descubran ustedes mismos. Pero sí tenemos que hablar sobre lo que esta obra nos quiere decir. A pesar de su ambiente ‘cyberpunk’ (verdadero ‘cyberpunk’, no como otras obras recientes que dicen serlo) y elementos de ciencia ficción, Umurangi Generation está claramente inspirado en el mundo real.
Este es un juego lleno de rabia contra la sociedad en la que nos tocó vivir. Los personajes se encuentran en medio de una situación insostenible contra la que poco pueden hacer. El gobierno está conformado por personas indolentes que se van a jugar golf en medio de una crisis y el capitalismo no deja más opción que seguir trabajando o recurrir al escapismo de los videojuegos y la realidad virtual. Mientras tanto, todo a su alrededor se derrumba por culpa del calentamiento global. ¿Suena familiar?
Vemos pequeñas muestras de resistencia al mundo mediante el arte. La ‘generación umurangi’ demuestra su desesperación en la danza, los grafitis, su forma de vestir y la recuperación de la cultura maorí. A nosotros nos permite hacerlo mediante la fotografía. Aunque el juego puntúa nuestras fotos basado en “las tres c” —color, composición y contenido— nos anima a que seamos totalmente libres a la hora de jugar. La verdadera recompensa es la galería de capturas que creamos. Completar los niveles al 100% vale la pena porque nos da más herramientas para que desatemos nuestra creatividad. De hecho, tenemos un ‘modo creativo’ que nos da aún más libertad para lograr las fotos que queramos.
Si los niveles principales de Umurangi Generation ya demostraban un claro mensaje político, los cuatro escenarios extra de la expansión ‘Macro’ se olvidan de cualquier sutileza en sus críticas contra el neoliberalismo, capitalismo, colonialismo y la militarización. Estos se desarrollan dos semanas antes de la historia principal. Están claramente influenciados por las protestas de Hong Kong, Chile y Estados Unidos en 2019, pero también vemos en ellos un reflejo de las marchas contra el gobierno que todavía se viven en Colombia.
Umurangi Generation es un juego perfecto tanto para aquellos que quieren ver representada la rabia de una generación sin futuro como para quienes pasan más horas en los ‘modos fotografía’ que avanzando en la historia de sus videojuegos. Pero no carece de problemas. La versión de Switch no tiene un buen rendimiento y son muy comunes los momentos en los que corre por debajo de los 30 cuadros de animación por segundo (fps). El control también se siente pesado e impreciso, sobre todo cuando tenemos que saltar entre plataformas. Contamos con un doble salto, pero no es muy confiable. Es una lástima que los patines que nos permiten movernos a mayor velocidad se desbloqueen tan tarde.
Es muy posible que le hubieramos otorgado una nota mucho mayor a este título si lo hubiéramos jugado en PC, pero no podemos ignorar su mal rendimiento en la consola híbrida de Nintendo. Otro problema que tiene son los ‘bugs’, pues en varias ocasiones nos vimos atrapados en la geografía de los niveles o atravesando objetos sólidos. Aún así, esta versión tiene la ventaja de incluir el DLC y permitirnos usar el giroscopio a la hora de tomar fotos.
Umurangi Generation es casi una obra de arte. Sus problemas técnicos en Switch impiden que brille como se merece, pero sus poderosos mensajes políticos, la extraña belleza de su particular estilo visual, maravillosa banda sonora y libertad creativa que nos ofrece hacen que valga mucho la pena.
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Reseña hecha con una copia digital de Umurangi Generation para Nintendo Switch brindada por Origame Digital.
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