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Avatar: Frontiers of Pandora, los otros horrores del colonialismo

La humanidad exporta sus errores.

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Igual que en las películas de James Cameron que le sirven de base al juego, los temas ambientalistas y contra el colonialismo presentes en Avatar: Frontiers of Pandora no requieren mucho análisis para ser entendidos. Aunque los filmes fueron justamente criticados por recurrir a clichés problemáticos como el del “salvador blanco” que “se vuelve nativo”, el juego hace un concienzudo trabajo para redimir la historia del enfrentamiento de los na’vi contra los invasores humanos. Se atreve a criticar uno de los elementos más importantes de la franquicia y explora algunos de los aspectos más crueles del imperialismo de la RDA, inspirado en un capítulo doloroso de la historia real.

Ya mencioné estos elementos superficialmente en mi reseña del juego, pero son muy importantes y creo que merecen un análisis más a fondo.

El personaje protagonista de esta aventura y sus compañeros son na’vi crecieron bajo la tutela de la RDA. Desde niños les dijeron que sus padres los habían abandonado. Los criaron con “valores humanos” para que al crecer sirvieran como embajadores o incluso como soldados defensores de los intereses de la compañía. Cuando finalmente son liberados, deben redescubrir la cultura a la que pertenecen y las tradiciones que les fueron arrebatadas.

Imperialismo cultural

Las intenciones de los villanos en el juego Avatar: Frontiers of Pandora tampoco requieren mayor análisis: quieren apropiarse de los recursos de esta luna para el beneficio económico de la compañía. Podrían haber matices si su objetivo fuera conseguir algo que necesitan para la supervivencia humana en la arruinada Tierra, pero no es así. Desde un principio dejan claro que el unobtanio, la amrita de los tulkun, los gases, minerales y el petróleo que extraen de Pandora tienen un propósito económico. La oposición de los na’vi a su extracción no es más que un obstáculo a superar en el camino al enriquecimiento.

La primera comparación histórica que viene a la cabeza es la expansión hacia el oeste de los colonizadores en Estados Unidos, la cual resultó en la muerte de cientos de miles de indígenas americanos. No contentos con quedarse con sus tierras, los invasores también trataron de acabar con sus tradiciones y creencias para reemplazarlas con las del hombre blanco. A esto se le llamó imperialismo cultural y no fue algo exclusivo de Norteamérica. También lo sufrieron las culturas indígenas en Centro y Sudamérica, África y el Pacífico asiático.

Los colonizadores europeos veían sus culturas y creencias como “correctas y superiores” a las de los pueblos que sometían. Aunque si hubieron tribus y personas nativas que voluntariamente se convirtieron al cristianismo y adoptaron las tradiciones europeas, la gran mayoría de estas fueron engañadas o forzadas a adoptarlos. En algunos lugares practicar sus anteriores tradiciones o rezar a sus dioses se convirtió en un crimen.

Uno de los aspectos más crueles y atroces de esta parte de la historia fue lo que hicieron con los niños. Decenas de miles de menores de edad fueron arrebatados a sus padres indígenas e internados en “escuelas estilo europeo” que pretendían “arrancarles el indio”. Les hacían olvidar sus tradiciones o los llevaban tan pequeños que nunca tuvieron la oportunidad de conocerlas.

A partir de este momento hablaremos de algunos temas que podrían ser considerados ‘spoilers’ del juego.

Esto es lo que refleja Avatar: Frontiers of Pandora, los horrores del colonialismo en el mundo real. En el último tercio del juego nos enteramos de algo que sospechamos desde un comienzo. La protagonista y sus amigos no fueron abandonados por su clan, sino que fueron sobrevivientes de una masacre perpetrada por la RDA. Tenía como propósito “adquirir” niños na’vi que pudieran criar a su gusto.

Estos niños fueron transportados en jaulas como animales y se les hizo sentir avergonzados de ser como eran. Una de las cosas más aterradoras que cuentan es que los bañaban agresivamente con desinfectante, haciéndoles creer que eran “sucios” por no ser humanos. Es desgarrador escuchar a los personajes hablando sobre esto, pero es aún más saber que todas estas costas ocurrieron en el mundo real. Si quieren saber más sobre esto, les recomendamos mucho este episodio de Extra Credits. Lamentablemente, solo está en inglés.

Tanto en Pandora como en nuestro mundo, no es simplemente cuestión del nombre que mencionan al rezar, sino de acabar con formas diferentes de sociedad. Sigamos usando a Avatar: Frontiers of Pandora como ejemplo. El uso de una moneda es reemplazado por el sistema de favor de los clanes, que representa la amistad que tenemos con las diferentes tribus na’vi y lo dispuestas que están a darnos lo que necesitamos. Esto, por supuesto, atenta contra las creencias capitalistas de la RDA. No es casualidad que la primera vez que vemos a los protagonistas en una clase, les están enseñando sobre cómo funciona el mercado.

Años después, estos niños na’vi son personas dañadas. Nor vive lleno de furia porque perdió la capacidad de conectarse con sus raíces. Teylan preferiría ser humano y Ri’nela se siente insegura de sí misma. Encontrarse con su identidad y su cultura es uno de los temas principales del juego. Es por eso que este título tiene obligatoriamente que rechazar uno de los elementos principales de la película: los avatares.

La apropiación cultural en Avatar: Frontiers of Pandora

A pesar de haber sido criados por humanos, los protagonistas del juegos son na’vi. Solo hay una avatar —un humano que usa conexión neuronal para controlar un cuerpo na’vi— en esta historia y se llama Alma Cortez. Ella era una miembro de la RDA y fue la profesora de los niños que tenían cautivos. De hecho, fue ella quien les salvó la vida cuando la compañía decidió eliminarlos. Se unió a la rebelión de Jake Sully y es una de las más fervientes creyentes de su causa para proteger a Pandora.

Pero Alma no es una heroína.

Nor— uno de los na’vi compañeros de la protagonista— dice que no confía en Alma “porque no es una de nosotros”. Siempre hay un personaje así en esta clase de historias y su arco suele ser que aprende a apreciar a aquellos que no son como él, pero esta trama va por otro camino. So’lek, el na’vi que se convierte en mentor para la protagonista, es similar: trabaja con la resistencia humana, pero no nos deja olvidar que ellos no son na’vi.

El mensaje de Avatar: Frontiers of Pandora no es que “todos somos iguales y luchamos por lo mismo”, un análisis de sus temas revela algo más interesante y es la importancia de proteger esas diferencias culturales. A diferencia de los na’vi, la resistencia no lucha por un hogar en Pandora, lucha porque quieren resarcir el daño que han hecho los humanos en Pandora y para evitar que sufra el mismo destino de la Tierra. Pero Alma está en la mitad de ellos, pretendiendo ser humana y na’vi a la vez.

Ustedes seguramente han oído el término “apropiación cultural”. Esto se refiere a la forma en que un grupo adopta elementos culturales de un grupo étnico minoritario como parte de una estética o moda. Esto es fuertemente críticado hoy en día y se pide a las personas, especialmente de raza blanca en occidente, que se informen sobre el significado que tienen estos elementos antes de convertirlos en un “disfraz”.

Llevar esta discusión al mundo de Avatar es bastante complicado porque, aunque los na’vi son claramente una especie ficticia, son análogos de culturas indígenas reales. Jake no solo usa su Avatar para sobrevivir en Pandora o forjar relaciones con sus habitantes, sino que adopta sus sistemas de creencias, cultura, idioma. Algunos comparan esto a una conversión religiosa, pero otros lo ven como algo más problemático debido al cliché del salvador blanco.

Volviendo al juego, descubrimos que Alma le ocultó a sus alumnos na’vi la verdad sobre el exterminio de su clan. Nor la considera responsable por la pérdida de sus raíces y odia que ella trate de “usar un rostro que no le corresponde”. En cierta forma, Alma adoptó una identidad que no le pertenece por la vergüenza que siente de los pecados que cometió y ve a los na’vi como redentores. La reacción de Nor es claramente excesiva —intenta matarla— pero Alma no tiene ningún derecho a “ser” una na’vi. El mismo juego nos pregunta si queremos perdonarla o no. Esto no afecta la trama, pero darnos esa opción hace que tengamos que reflexionar sobre todo eso.

Kìyevame

Espero que este análisis a fondo de algunos de los temas de colonialismo y violencia cultural del juego Avatar: Frontiers of Pandora les hayan resultado interesantes. Si siguen interesados en esto o quieren discutir sobre los demás temas del juego, déjenos un comentario aquí o en redes sociales.

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